Un Amazonas en el Bierzo

Lo encontró Francisco Arias, un berciano muy aficionado a la geología, cerca de La Cuevona, en Las Médulas, y se ha encargado de analizarlo el palentólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Juan Carlos Gutiérrez-Marco (madrileño, pero con raíces leonesas en la ribera del Cea). Tiene el aspecto de un bichín de tan sólo siete milímetros de longitud y 8,5 milímetros de altura, pero este humilde mensajero ha venido para poner en duda las teorías que hasta ahora explicaban el origen del famoso yacimiento aurífero leonés, Patrimonio de la Humanidad. En el transcurso de la 40ª Sesión Científica de la Sociedad Geológica de España, que se celebra estos días en la Universidad de León, Gutiérrez-Marco defendió una teoría alternativa a la oficial amparándose en el asombroso viaje del pequeño molusco: según esta nueva hipótesis, los yacimientos de oro son mucho más antiguos de lo que se creía, formándose hace entre 33 y 60 millones de años, «por la acción de un gran río, de proporciones similares al Amazonas, o mejor, al Río de la Plata, y que circulaba por la zona de Sur a Norte, al revés de como lo hace el Sil en la actualidad». Un molusco de millones de años Esta posibilidad contradice la teoría comúnmente aceptada que atribuye a los yacimientos «un origen local, de entre cinco y veinte millones de años de antigüedad». Según explicó Juan Carlos Gutiérrez-Marco, el fósil, del período Silúrico de la era Paleozoica, pertenece a un molusco bivalvo (su nombre científico es Cardiola gibbosa ) y su antigüedad se ha datado en nada menos que unos 422 millones de años. El Cardiola fue transportado, durante muchos miles y miles de años, por el citado río, que, a juicio del experto, discurría «antes de que se formara la depresión tectónica del Bierzo, desde lo que que hoy es la región portuguesa de Tras-Os-Montes y la provincia de Zamora». El bivalvo, dice Gutiérrez-Marco, «constituye un elemento exótico a la cuenca berciana, puesto que ninguna de las montañas aledañas contiene rocas de las que pueda haber derivado». Una pista que permite al investigador concluir que el diminuto fósil hallado por Francisco Arias en 1994 llegó de lejos, de una región más meridional, «después de un largo proceso». Así pues, el oro pudo haber seguido un camino similar al del molusco, viniendo también de lejos, lo cual contradice la teoría hasta ahora más aceptada, la de que el oro se formó al mismo pie de las montañas, en el período Mioceno. El ya famoso animal fosilizado será depositado para su custodia y exhibición en el Museo del Bierzo de Ponferrada.