El mejor tambor del mundo
Dos papones de la cofradía de Minerva baten el récord de toques de tambor por minuto en un programa de televisión. Uno de ellos entra en el Libro Guinness
«¿Quienes son?». La pregunta, formulada al paso de una procesión de la Semana Santa de León acabó en un récord del mundo. En un récord Guinness, ni más ni menos. Eran la banda de cornetas y tambores de Minerva, de la Real Cofradía de Minerva y Vera Cruz. Y quien hacía la pregunta era Chelo, a secas, la redactora jefe del programa El show de los récords, que desde ayer emite Antena 3 todos los domingos. La banda de Minerva interpretaba Bendición , Bulerías en San Román o, tal vez, El Salvador . Alberto Arias, de 22 años, y Gustavo Rodríguez, de 29, se turnaban en el redoble. Impresionaron a la periodista llegada de Madrid para conocer, junto a unos amigos, «otra Semana Santa». Les siguió durante toda la procesión. Y al día siguiente. Después, se marcho. Y -parecía- nada más. Pero no. Un día, Jorge Llamazares, director de la banda de la segunda cofradía más antigua de la ciudad, recibió una llamada. Y aceptó. El reto: desbancar al batería alemán que tenía el récord mundial de toque de tambor, con 1.168 redobles por minuto. A Madrid fueron una amplia representación de la sección de percusión de la banda, el director y el seise, José Carlos González Ramos. Y, por supuesto, Alberto y Gustavo. Ante la jueza internacional del Guinness World Record, que vigila en el programa el cumplimiento de los requisitos necesarios para superar la marca, los dos hermanos de Minerva hicieron la proeza. Y, a la primera, el récord del alemán pasó a la historia. Pero sólo uno entrará con su nombre en la particular historia de quienes han logrado batir la marca de otros. Gustavo Rodríguez dio 1.503 toques de tambor por minuto. Cuatro toques de tambor más auparon a Alberto Arias al Guinness. Su nombre está desde ayer en uno de los libros más deseados del mundo. La próxima Semana Santa, Alberto y Gustavo dejarán oír sus redobles de nuevo por las calles de León. Pero entonces serán papones desfilando bajo un capillo. Todo lo contrario de lo que ocurrió ayer. Bajo la luz de los focos, rodeados de cámaras, entre estrellas de la televisión y del colorín , a merced de la audiencia, con luz y taquígrafos, Alberto y Gustavo se convirtieron en los mejores tambores del mundo.