Cosas de aquí y de allá | De vinos
«The New York Times» sabe aBierzo
La «biblia» del periodismo dedica a los emergentes vinos del Bierzo dos páginas del suplemento de estilo y descubre al público norteamericano la calidad trece etiquetas
El The New York Times no es sólo el periódico más prestigioso de Norteamérica, para muchos es la biblia del periodismo. Sin embargo, The New York Times raramente dedica espacio a las noticias que acaecen en España. Millones de norteamericanos, de hecho, no sabrían siquiera decir en qué continente cae la península. Y contratar una doble página de publicidad en el rotativo de los Sulzberger es un lujo al alcance sólo de la fortuna de las corporaciones multinacionales. Una fortuna casi inalcanzable para las bodegas del Bierzo que el pasado miércoles se encontraron con dos páginas del suplemento de estilo del The New York Times dedicadas en general a la expansión de la uva mencía y en particular a trece de vinos elaborados con dicha variedad. «Bierzo, a new taste of Spain». De este modo encabezaba su artículo el crítico de vinos del Times , Eric Asimov, que compartió la cata de las trece referencias vinícolas que aparecen en la información con Roger Kugler, el somelier del Suba , un restaurante español en el Lower East Side, y con Gerald Marzorati, un ayudante del editor del periódico enamorado de los vinos de España. En la relación de valoraciones aparecen con nombre propio cinco vinos de Descendientes de J. Palacios, los que elabora el sobrino del afamado -incluso en Estados Unidos- Álvaro Palacios; dos de Dominio de Tares, y uno de Bodegas Adriá, de Vinos de Valtuille, de Pucho o de Luna Beberide. Aunque el más apreciado de todo fue el Vega Montán 2003, de Bodegas Adriá, que junto al Corullón Fontelas, de Palacios, recibieron la calificación de excelentes. El primero con un precio de 16 dólares, y el segundo de 99. Como algo más que muy buenos aparecen ponderados el Pago de Valdoneje 2003 -Valtuille-, el Pucho 2003, el Corullón 2001, y el Tilenus Pagos de Posada 2003 -de Bodegas Estefanía-. Como muy buenos el Times resalta el Baltos de Dominio de Tares, el Luna Beberide 2004, el Bembibre 2002, también de Dominio de Tares y el Pétalos 2004 de Descendientes de José Palacios. Asimov, además, alude de pasada a otro vino como berciano, Paixar, ya premiado en Estados Unidos como uno de los más prometedores del nuevo panorama español. La información, con todo, no resulta un panegírico de los vinos bercianos. Aunque Eric Asimov no oculta su creciente admiración por estos tintos. «De vez en cuando una región de vinos desconocidos despierta y demanda atención. De repente esa región y sus vinos comienzan a empapelar tu mente como una nueva melodía, de modo que no puedes sacarla de tu cabeza. Recientemente yo he estado escuchando el canto de los vinos tintos del Bierzo», confiesa en el primer párrafo. Luego, sin embargo, admite el lógico desconocimiento público de una comarca como la berciana, que sitúa algo ingenuamente para los estadounidenses en el «corner» Noroeste de Castilla y León, «casi en la frontera Este de Galicia». «Sospecho que la mayoría de los bebedores de vino», admite el crítico del Times , «nunca ha oído hablar de Bierzo, pero creo que la denominación esta consiguiendo situarse». A renglón seguido Asimov anota como las denominaciones españolas de Ribera del Duero, Albariño, Rueda, Toro o Priorat se han encaramado a la cima de la vinicultura mundial, y en ese punto no titubea: «Bierzo está ahora en esa lista, y a juzgar por la prueba de selección merece esa proyección». Incluso se convierte en pregonero. «Si tiene la oportunidad de probar una buena botella, con sus sabores de flores silvestres, de regaliz y de fruta, no podrá olvidarlo», proclama. En cambio, vacila sobre el porvenir del modo de producción de la denominación pese a ensalzar sus viñedos viejos de entre cincuenta y cien años y la tecnificación de las bodegas. «Con todo -concluye Asimov- tengo que dar a los productores del Bierzo la ventaja de la duda. Están dando a conocer la mencía al mundo».