Diario de León

Diario de una aventura Desafío extremo McKinley (6.198 metros)

Al abrigo de gigantes de hielo

El aventurero leonés y su hermano avanzan lentamente pero sobre seguro en lo que son sus primeros pasos en los glaciares de Alaska hacia la conquista del McKinley

Publicado por
Jesús Calleja
León

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Estimados lectores, os escribo desde el glaciar de Kahiltna, un hermoso lugar en mitad de una cordillera salvaje. El día 06-06-06 (que fecha tan demoníaca) contratamos una avioneta entre los dos chicos de Salamanca, mi hermano y yo para que nos acercara a este glaciar. Dicho y hecho. Un experto piloto se comprometió a llevarnos, pero antes tuvimos que atravesar parte de la cadena montañosa, en un espectacular -y yo diría que acrobático- vuelo entre las montañas y glaciares. Casi en ningún caso pasamos por encima de las montañas, al contrario, siempre por debajo. Aterrizamos con una pericia increíble en mitad de un glaciar próximo al que nos interesaba. Ahora estamos en uno de los lugares más hostiles sin duda alguna del planeta y por delante nos espera un duro reto. Este glaciar esta lleno de grietas y para atravesarlo y ascenderlo es necesario encordarse al menos cuatro personas, pues las grietas en ocasiones tienen 20 metros de anchura. De ahí mi alianza con mi hermano y dos salmantinos, Andrés e Íñigo. Preparamos en los trineos que arrastraremos cada uno de nosotros aproximadamente los 65 kilos de peso, pues es mucho, el material: 4 tiendas de campaña, comida para 23 días, cuerdas, arneses, todo el equipo satélite, con baterías, placas solares, ordenador (5 kilos de peso para poder trasmitiros las noticias casi en directo)... Sin más, comenzamos a caminar con los trineos y, claro, hasta que le cogimos el tranquillo se nos iba para todos lados. Poco a poco lo dominamos y vamos ganando metros al glaciar. La aproximación al Mackinley es muy larga y laboriosa, pues como os decía, hay numerosas grietas que nos obligan a encordarnos, además de arrastrar el trineo y llevar la mochila. El avance es lento y agotador. Entre bloques de hielo Después de muchas horas conseguimos llegar a un plató donde otros expedicionarios estaban acampados. Aquí hay que construir un parapeto con bloques de nieve y hielo y dentro instalar la tienda de campaña. Es muy importante para protegerse de las violentísimas tempestades. La técnica es la misma que para construir un iglú, pero necesitando mucho tiempo. Cada campamento nos lleva al menos cuatro horas instalarlo. Esta montaña sería imposible conquistarla sin experiencia en diferentes técnicas de alpinismo y supervivencia, pues a los que se han atrevido así les ha costado serias congelaciones, o incluso la muerte. En estos momentos, hay dos chicas desaparecidas desde hace 26 días, y es tan gigantesco este territorio hostil, que no han podido ser localizadas. Siguiendo con la cronología de la expedición, el día 7 empeoró considerablemente el tiempo y estuvo nevando todo el día. Hasta las 12.00 horas no pudimos salir de la tienda, pero al final hicimos un porteo de 30 kilos cada uno en la mochila hasta el campo II (2.950 metros), pues hay una pendiente de tal magnitud que no se pueden arrastrar los 65 kilos en el trineo. El mismo día, regresamos al campo I para, al día siguiente, recogerlo y subir al campo III (3.300 metros), pero antes desenterraremos el material que dejamos en el campo II y lo arrastraremos si las fuerzas no nos abandonan. En mi caso, peso 59 kilos y arrastro 65. Cuando llegas al campamento después de muchas horas de suplicio, todavía necesitas cuatro horas más para montar el campamento y después otras tres para hacer agua y la comida. Hoy mi hermano y yo, al igual que los de salamanca, estamos reventados. Os seguiré informando dentro de dos o tres días, según tarde en cargar las baterías del equipo satélite. Aquí dependo del sol, y de momento brilla por su ausencia. Desde la salvaje Alaska, vuestro amigo Jesús Calleja y hermano. ESCRIBE:

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