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CRÉMER CONTRA CRÉMER

¿Quién compra el Emperador?

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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CREO RECORDAR QUE fue el comerciante señor Hermógenes, aquel que hizo posible la construcción de una frase publicitaria que acabó por imponerse como emblema de una persona: «Hermógenes, un nombre que simboliza», creo que efectivamente aquel activo profesional del comercio de tejidos, con establecimiento nada menos que en la llamada Calle Ancha, que, por cierto era y continúa siendo en algunos trozos de lo menos ancho y perdurable de la calle Real, pues creo recordar que a él se debió la idea de construir una sala para Espectáculos de alto bordo en el León, que se había quedado sin su teatrillo Principal, después de que sobre sus ruinas como Patio de Comedias, el Ayuntamiento, su patrono y mentor decidió cerrarle para establecer en su ulgar el servicio de Quintas. Para la ejecución de aquella idea, se procuró la colaboración de un arquitecto de tronío, ilustre ya en toda España y conocido y honrado -cosa bastante extraña en León- por sus paisanos. Y nada menos que el ilustre artista señor Sanz acogió con entusiasmo la idea de construir el local más soberbio del Noroeste de España, incluido el lujoso teatro de Avilés. Y sin prisa pero con absoluta dedicación y entusiasmo se levantó el Teatro Emperador, o mejor dicho un local sin nombre, al cual se le bautizó con el de «Emperador» por lo de Alfonso VI el Emperante. Y comenzó su vida y milagros. Porque lo del Teatro Emperador fue un milagro y continúa manteniendo la misma características, dadas las dificultades de su mantenimiento. Ya al final de una vida lánguida, por falta de estímulos económicos y culturales del paisanaje. Se constituyó una sociedad, de la cual se hicieron cargo profesionales del negocio teatral, radicados en Madrid. Y en esas estamos a la espera de que al fin se consiga establecer la línea de posesión y vida, esta vez a cargo de una posible Fundación, en la cual están o pueden estar comprometidos junto con la Junta de Castilla y León, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento. El alcalde señor Amilivia parece estar decidido a que este rescate patrimonial no se nos vaya de las manos y mucho menos que por nuestra desidia termine cayendo en manos de los activistas vallisoletanos. Porque el edificio del Teatro Emperador forma parte del núcleo brillantísimo de los edificios singulares de León y sería una pena grande que por nuestras muchas culpas terminara por ser derruido y tan espléndida demostración de arte y de cultura viva terminara por ejemplo en sucursal de otra institución bancaria o en algún tabernón tipical. El Ayuntamiento de León, según informes que tomamos del periódico nuestro de cada día, ha solicitado tres tasaciones del edificio, que garanticen la valoración real del inmueble. Pero a nosotros, que ni somos parte ni arte en la iniciativa, pero que amamos de verdad todo aquello que merece y necesita el apoyo generoso de los leoneses, apelamos a la clarividencia de nuestros representantes y responsables para que este bien común no se malogre como tantos otros, por la apatía general.