Diario de León

El proyecto costará mil millones de euros y llevará cuatro astronautas a nuestro satélite

El hombre regresará a la Luna el 2018 en busca de agua, energía y minerales

El paso siguiente será la preparación de vuelos tripulados al planeta Rojo

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C. Villafañe - león
León

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Después de 34 años desde que el ser humano pisó por última vez la Luna, la Nasa ha puesto en marcha el proyecto Constelación para regresar a nuestro satélite en el año 2018 y, desde allí, preparar viajes tripulados a Marte para las próximas décadas. De momento, miles de técnicos pertenecientes a una decena de centros de investigación trabajan en la preparación de los sistemas con los que contarán las nuevas naves espaciales. El plan, cuya inversión ronda los 1.000 millones de euros, estará compuesto por un conjunto de transporte, en el espacio y en la superficie de la Luna, y contempla la construcción de una base de investigación en el polo sur lunar, compuesta de viviendas y sistemas de generación eléctrica, de comunicación, mantenimiento y robots. Además, se excavará el desolado suelo en busca de agua y materiales para obtener la energía del futuro. El nuevo programa espacial se basa en una flota de cohetes que se espera sea más segura y barata que los del proyecto Apolo y evitará accidentes como el sucedido en el Columbia en febrero del año 2003, cuando la espuma aislante del tanque de combustible del trasbordador se desprendió y chocó contra él abriendo un agujero en el ala. De dramáticas consecuencias por todos conocidas. La futura odisea espacial se diferenciará de las misiones llevadas a cabo hace más de tres décadas, en que se lanzará en primer lugar el Vehículo de Carga y, más tarde, el llamado Vehículo de Exploración Espacial (CEV, por sus siglas en inglés). Una vez en órbita, el cohete de carga, con capacidad para 125 toneladas, se desprenderá del tanque de combustible, y la segunda etapa, que contendrá el módulo lunar, se mantendrá en órbita terrestre. A continuación, despegará el cohete con 4 astronautas a bordo del CEV, que se acoplará a la sección del cohete de carga que contiene el módulo de alunizaje. El paso siguiente será el encendido de los motores que trasladarán a astronautas y carga hacia la órbita lunar. Una vez en ella, la tripulación pasa de la cápsula al módulo, el cual encenderá sus propios motores que permitirán el alunizaje, mientras que el CEV se mantendrá girando alrededor de la Luna. Aunque el programa espacial parece similar al Apolo, desde la Nasa se afirma que la cápsula CEV tendrá el triple de volumen y usará la última tecnología en electrónica de la aviación, ordenadores y sistemas de control de vuelo. Además, contará con un motor de metano y oxígeno líquidos, el lugar de la mezcla de hidracina y tetróxido de nitrógeno del Apolo, que eran tóxicos. A diferencia del programa Apolo, la cápsula descenderá en paracaídas para aterrizar en tierra, y no sobre el Pacífico. De momento, se han localizado tres zonas de aterrizaje ubicadas todas ellas al oeste de EEUU: la Base Aérea de Edwards, en el desierto de Mojave (California), y las áreas de Carson Flats (Nevada) y Moses Lake (Washington). El programa lunar tiene tres objetivos: investigación (astrobiología, astronomía, física, geología), construcción y minería. La Luna contiene los materiales y la energía que pueden se gran utilidad para moverse en el espacio, y su cara oculta es el único lugar conocido del Sistema Solar que está resguardado de la estática de ondas de radio generadas desde la Tierra, lo que permite observar el cielo en longitudes de onda de radio sin detectar hasta ahora. Además, tiene hielo en sus polos, unos 10.000 millones de toneladas de agua, que puede descomponerse en hidrógeno y oxígeno, el combustible más energético de los motores de un cohete.

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