Diario de León

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AUTOPISTA de información es el «internet» con su puntocom, red de redes y escaparate donde todo se muestra, se ojea y se vende. Hay de todo. Patrañas también. No lo parecen algunas de las que me llegan en un correo espantado de letra y con ojos como boinas: «En el Líbano los hombres pueden tener relaciones sexuales con animales, siempre que estos sean hembras. Tener relaciones sexuales con machos está castigado legalmente con la muerte» (pulcritud en la hipocresía). «En Barhein un médico puede legalmente examinar los genitales femeninos, pero está prohibido mirarlos directamente durante el examen; sólo los puede mirar a través de un espejo», o sea, se puede meter el dedo, pero no el ojo... «Los musulmanes no pueden mirar los genitales de un cadáver, lo que implica también a los empleados de funerarias. Los órganos sexuales de los difuntos deben estar siempre cubiertos por un pedazo de madera»... (lo que significa que ante un senegalés siempre se acaba con la consabida frase de «más madera»)... «La pena para la masturbación en Indonesia es la decapitación» (¿de cual cabeza?, se pregunta el autor de este correo)... «Hay hombres en Guam cuyo único empleo es viajar por el país para desflorar vírgenes, que pagan por este privilegio de tener sexo por primera vez. Por las leyes de Guam está prohibido que las vírgenes se casen»... (ya me veo a unos cuantos lectores echando el currículum después de consultar en algún atlas dónde coños estará Guam). «En Hong Kong una mujer engañada puede legalmente matar a su marido, pero debe hacerlo sólo con sus manos. Por contra, la mujer adúltera puede ser asesinada de cualquier manera por su marido»... (ventajas de quien legisla, trampa saducea). «En Cali, Colombia, una mujer sólo puede tener relaciones con su marido, pero la primera vez que eso ocurre su madre debe estar en el cuarto para verificar el acto»... (¿qué tal, Señantonia, quiere butaca o calzador?). «En Santa Cruz, Bolivia, es ilegal para un hombre tener relaciones con una mujer y su hija al mismo tiempo»... (¿qué tal, Señantonia?, sálgase usted del cuarto ahora, que parece que anda la poli por la calle). Cosas veredes...

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