Aquí, huelga de enfermos

DURANTE EL VERANO, que es precisamente cuando el enfermo se siente más necesitado de ayuda, los hospitales de León, cierran plantas a granel y dejan en la calle a los más necesitados de auxilios médicos. Porque no es cosa de apelar a la Virgen del Camino a que acuda a nuestras llamadas. Se conocía desde hacía muchos años, la indecente costumbre general de enclaustrar a los padrecitos viejos, a los abuelos inservibles y a las señoras incapaces ya para el uso del bikini y nadie ignora lo que se suele hacer con el perrito-mascota que se adquirió para satisfacción de la pequeña de la casa durante los meses de invierno. Lo que no se tenía previsto es que, llegada en mala hora la enfermedad y en situación de ser llevado por la ambulancia al hospital más cercano en busca del benemérito doctor, éstos, los doctores beneméritos, alegando que en el estío la clientela de los hospitales baja mucho y que por tanto sobra personal, cierran salas, clausuran visitas a la S.S. (Seguridad Segura para los inmigrantes) y dejan en la puñeterísima calle, o en el pasillo del hogar dulce hogar al enfermo necesitado de asistencia. Los responsables reales de la Sanidad publica alegan que esta decisión es indecente y que no cabe suponer que los enfermos de León vayan a mantenerse sin morir porque lo decida el responsable de los servicios públicos de la Sanidad. Y reiteran, hasta convencerse de que también las autoridades sanitarias son sordas, que de lo que se trata es de incentivar el negocio de la sanidad privada a costa precisamente de la sanidad pública. Por supuesto yo no creo que la dureza de conciencia de la clase médica tolere esta decisión y sobre todo ampare el negocio del cual solamente van a salir perjudicados de verdad, los enfermos. Cierran el hospitalillo, verdaderamente digno de la mayor estimación y cuidados, de San Isidro y anuncian el portazo de salas en el fastuoso laberinto que es el Hospital General. Si esto se lleva a cabo, inevitablemente los enfermos nos veremos en la necesidad de declarar la huelga general de enfermos caídos. Y esto es grave, gravísimo y pone al descubierto el manejo tortuoso con que en ocasiones se manejan los medios que la Sociedad pone en marcha para la asistencia de sus enfermos. Ya es dramático que, por la limitación de medios sanitarios en la provincia de León, se tenga que trasladar al enfermo a Valladolid, a Salamanca o a Santiago de Compostela, pero lo que resulta mísero y encanallado es que a costa del enfermo se hagan planes de veraneo. Parece ser que la gerencia del Hospital de León está negociando el cierre de dos plantas en el Hospital y una planta o quizá más en el de San Isidro. Si esto se llevara a cabo, que yo no lo puedo creer, colocaría a la población enferma de León en situación trágica. Y resultará, si esto se comprueba, una vez más que en León las autoridades responsables se sienten más angustiadas por una rotonda o un bache en la calzada que por la salud de todos los ciudadanos que la pueblan. «¡Enfermos de todos los países, uníos, pretenden acabar con nosotros!»