Del oficio más antiguo del mundo

RECOJO, CON MUCHÍSIMO cuidado, del periódico nuestro de cada día, o sea éste que ahora debe estar en sus manos, la siguiente valiosa información: «La Concejalía de Familia, a través de la Dirección General de la Mujer, invertirá más de 30.000 euros para mejorar las condiciones sanitarias y sociales de las mujeres que ejercen la prostitución». Y así de pronto, como si nos hubiera dado un aire, nos quedamos estáticos, parados y con toda la cuerda, meditando sobre la generosa decisión de la tal Consejería de Familia y de la cual Dirección General de la Mujer; ¿a dónde pensará llegar la generosidad y el buen entendimiento del problema social de las señoras putas en toda España, para pretender aliviarlo, erradicarlo de las calles y las plazas y conseguir imponer en la sociedad un cierto tono de honestidad, de buen talante, y de recomendables vidas de uso legal y de normal asistencia social? Se dice, y cuando alguien lo dice será porque dispone de información correcta para ello, que en la España actual de las bandas de rumanos, de ilegales en cayuco o en lo que fuere y de estafadores de sellos, pululan, más o menos clandestinamente unas cuatrocientas mil señoras para todos los usos, que consiguieron entrar en la península Ibérica por las rutas normales, a cuenta de unos emprendedores que las alquilan para todos los usos, repetimos, a cuenta de la entrega de un cuarenta por ciento del importe de su trabajo. Que la Junta adelante que se trata de una iniciativa salvadora para la recuperación de la moral de nuestras abuelitas las probes, «qué faldas usaban», nos parece ejemplar y adelantamos hacia la señora Junta de Castilla y León nuestra felicitación más sincera. ¡Así es como se hace patria! Aunque, dicho sea sin ánimo de rebajar la importancia que la iniciativa comporta, el sano propósito de la Junta de Valladolid peca de ingenua. ¿Cree de verdad que con 30.000 (treinta mil) euros al año se puede hacer algo verdaderamente importante para la recuperación de tantísimas señoras arrancadas quizás a la agricultura o al servicio doméstico? ¿En manos de quien va a confiarse el ahora pandero? ¿No sucederá lo que con aquellas Instituciones de caridad implantadas en la Sociedad española para la rehabilitación moral de la especie que terminó en ropero de Santa Rita? Añade la información, tan valiosa y tan inútil, que la operación de recuperación de las señoras putas para labores más atenidas al bien común, exige realizarse en varias fases de colaboración con distintas asociaciones, cuyo objetivo es que estas infelices y andariegas mujeres lleguen a legalizar su situación para lo cual deben serles proporcionados los recursos básicos y demás eventos propios del mercado. La noticia ha causado enorme expectación y se espera que a la hora de emitir votos, estas señoras putas estén ya lo suficientemente legalizadas como para votar a los nuestros...