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La pirueta del Discovery sobre España Primer chupinazo sin San Fermín

El edil que lanzó el cohete se declara agnóstico y se niega a pronunciar el nombre del santo de la fiesta pamplonica

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Carlos Calvo - afp | houston pamplona
León

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El transbordador estadounidense Discovery se acopló ayer sin dificultad y a 33 centímetros por segundo a la Estación espacial internacional (ISS, por sus siglas en inglés). El comandante de la ISS, el ruso Pavel Vinogradov, y el ingeniero de vuelo estadounidense Jeffrey Williams recibieron calurosamente a los siete miembros de la tripulación del Discovery -dos mujeres y cinco hombres- tras la apertura de la escotilla. Una hora antes de que se realizara el acoplamiento, el comandante realizó un giro para exponer la parte inferior del transbordador a la vista de los ocupantes de la estación. El movimiento se ha realizado a unos 334 kilómetros sobre la superficie de la Península Ibérica y fue captada en imágenes por la Nasa. Esta maniobra es parte del programa de revisión del Discovery desarrollado por Houston para evitar accidentes como el ocurrido en el 2003 con el Columbia, en el que murieron siete astronautas. El chupinazo de las fiestas de San Fermín estuvo disputado este año. El encargado da lanzar el cohete, el concejal de Aralar Javier Eskubi, quiso dejar su impronta de agnóstico y gritó en euskera y castellano «Vivan las fiestas de San Fermín». Ante la ruptura de la tradición, la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, de UPN, tomó el micrófono para proclamar el acostumbrado «Viva San Fermín, gora San Fermín». Polémicas aparte, los miles de personas que abarrotaban la Plaza Consistorial acogieron con igual alegría desbordante el anuncio en sus dos versiones. Faltaban muy pocos segundos para las 12 en punto cuando el concejal Javier Eskubi prendía la mecha del cohete que ha servido para anunciar a la ciudad y al mundo que las fiestas de San Fermín han comenzado. La decisión de la alcaldesa de intervenir en el chupinazo fue interpretado por algunos políticos de la oposición como un intento de acaparar la atención por parte de la edil. Pero Barcina justificó su intervención esgrimiendo lo que a su vez es tradición también en los últimos decenios: las loas al santo, tanto en castellano como en euskera. El concejal Eskubi, en su condición de agnóstico, ya anunció días antes que no tenía intención de dar vivas al santo y aseguró que cambiaría la fórmula habitual, lo que provocó la reacción crítica de muchos pamploneses. Ayer, Eskubi grito primero en euskera: «Iruindarrak, gora sanferminak» y luego, en castellano, «Vivan las fiestas de San Fermín». Con el disparo del cohete, la ciudad de Pamplona tiene por delante casi nueve días de fiesta hasta que se entone el Pobre de mí. O no. Visto lo de ayer, habrá que esperar.

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