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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Margarita Torres, cronista oficial de León

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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SEGÚN LOS PODERES que la ley le confiere, el alcalde del ilustre Ayuntamiento de León, don Mario Amilivia, que Dios guarde, ha otorgado a la ilustre historiadora doña Margarita Torres, el nombramiento de cronista oficial de León. Esta atribución de cronista tiene su cierto misterio porque en realidad nadie, o al menos el que suscribe, sabe para qué puede servir un encargo, que no cargo, de cronista oficial de la ciudad, de la provincia y de los territorios de ultramar; porque una vez que al interesado en la aventura se le da a conocer el título, éste, sonriendo y sin conceder más importancia que la que en verdad tiene, o se piensa que pueda tener, se pregunta: «Bueno, muchas gracias por el honor, pero ¿quieren decirme ustedes para qué sirve el nombramiento y cuáles son mis atribuciones y mis obligaciones una vez que se decide en el pleno municipal aprobar la signatura?» Y ninguno de los ilustres cronistas de León, que en la historia han sido inscritos, contesta. Porque el silencio discreto, humilde y errante es el signo más claro y terminante de la escasa importancia que en León precisamente se le concede al nombramiento de cronista. Esperemos que en el caso singular de doña Margarita Torres, suceda extraordinariamente lo contrario y que todos juntos y a una, como los de Laguna, aceptemos el nombramiento con orgullo y nos sintamos dispuestos a conceder a sus titulares los medios y la fórmula de acción que corresponde. Porque cuando el que suscribe, eleva su pregunta a uno de los Cronistas más reales y verdaderos, como era Ángel Suárez Ema, (El Bujía de la Guía Cómica de León, en colaboración con Lamparilla), el singular personaje, abría su sonrisa más leonesa, es decir con mayor retranca y respondía: «Doctores tiene el Ayuntamiento de León, que acaso, a lo mejor, te sabrán responder». Y nadie me hizo llegar nunca la razón por la cual un alcalde, éste, ese o aquel, cuando le venía en gana elevaba a la categoría de cronista oficial a un ciudadano, sin atribuirle carga ni cargo retribuido, reduciendo el menester a la categoría de funcionario libre, sin obligaciones reales pero también o sobre todo sin asignaciones que le obligaran. Llega doña Margarita Torres a la colonia de cronistas precisamente cuando el municipio, la Diputación provincial, la Delegación del Gobierno, el Defensor del Común y hasta el cabildo catedral y sus vidrieras más necesitan de la interpretación generosa de alguien, debidamente dotado, que embrace el espadón de la defensa de la ciudad y le defienda de sus muchos acosadores. Y en mi condición libérrima y también sin retribución alguna desde hace cuando menos veinte años de acción en balde, quiero hacer llegar a la excelentísima señora doña Margarita Torres mi más sincera enhorabuena por su nombramiento, deseándola ¡ay! suerte, vista a ese toro zaino que debiera ser la anotación puntual de las vicisitudes por las que pasa la ciudad, de la cual es muy digna cronista.