LITURGIA DOMINICAL
¿Recibir o rechazar?
Son muchos los que la semana pasada han recibido y escuchado al Papa en Valencia. Es cierto que ante su venida a España surgieron grupos que gritaban su descontento y su rechazo. Es normal. A muchos les parece que los pastores de la Iglesia hablan sólo para molestar o para acaparar protagonismo. Curiosamente los que más duramente rechazan sus palabras son los que dicen no creer ni en el mensaje ni en el mensajero. Pero el mensajero habla porque ha de obedecer una orden. Así ocurrió con Amós. Era un pastor que un día se vio empujado a hablar de parte de Dios. Aquello no gustó a las autoridades. Así que lo expulsaron de Betel, que contaba con el privilegio de ser un santuario real: un espacio nacional y nacionalista. Amós se defendió con la verdad: «Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel» (Am 7, 14-15). Amós no es un profesional «autónomo». Es un enviado por Alguien a quien debe fidelidad. Responsables y enviados Tampoco los discípulos de Jesús son unos profesionales que trabajan por cuenta propia. Son unos enviados por otro y responsables ante otro. La iniciativa de la misión no es suya. Son portadores de un mensaje que los trasciende. No lo han inventado ellos. No pueden modificarlo a su antojo. Ni mucho menos pueden camuflarlo, impulsados por grupos de presión. Entonces y ahora, Jesús envía a sus discípulos con una triple misión, a la que no pueden fallar: - Predicar la conversión: es decir, anunciar un Reino que exige nuevas actitudes y un cambio de vida. - Echar demonios: es decir, denunciar los antivalores que deshumanizan a la persona. - Curar y cuidar enfermos: es decir, ser testigos y agentes de la misericordia salvadora de Dios (Mc 6,13). Paz y libertad «Si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ese avisó de Jesús a sus discípulos seguramente es válido para todos los tiempos. ¿ Parece, pues, que el rechazo estaba previsto desde el comienzo. A nadie debería extrañar. A los pregoneros del Evangelio se los rechaza no porque no se les entiende, sino porque se entiende bien qué es lo que anuncian. ¿ «Marcharse y sacudir el polvo» es un signo de una doble libertad. La del mensajero que no pierde nada si la gentes no acogen su mensaje. Y la de los que lo rechazan, a los que nadie quiere ni puede imponerles un camino de salvación. ¿ «Probar la culpa» significa dejar las cosas claras sobre la responsabilidad que incumbe a cada uno. Al menos el mensaje fue anunciado y la verdad ha sido proclamada. Si los destinatarios no lo reciben, que por parte del mensajero que no quede. - Jesús, tú no fuiste acogido por todos ni todos quisieron escuchar tu mensaje. Concede a tus enviados la sabiduría para transmitir fielmente tu palabra y la paz y la libertad para cumplir su misión a pesar del rechazo. Amén.