Diario de León

A LA ÚLTIMA

No vale la disculpa

Publicado por
XOSÉ LUÍS BARREIRO
León

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EL ESTADO de Israel está reconocido por la gran mayoría de las naciones del planeta. Tiene ejército, embajadas, constitución y leyes, y un plus de ayuda y tolerancia internacional que le dio el privilegio de sobrevivir a su pecado original, ya que fue creado sobre la base de desterrar al pueblo palestino y generar un conflicto interminable. Por eso conviene recordar que nadie le recrimina a Israel la defensa de su existencia y de su independencia, sino el hecho de que lo haga como un Estado gamberro, comparándose en sus métodos y objetivos con los terroristas, provocando guerras a la medida de sus intereses, actuando sobre las minorías con absoluto desprecio de los derechos humanos, y poniendo al mundo, constantemente, al borde del cataclismo. Aunque los criminales de la dictadura se parecen mucho a los de la democracia, es obvio que la diferencia la ponen las policías, ya que mientras unas tienen la porra bailona y la pistola ligera, igual que los mafiosos, lo otros se someten a la ley y hacen un uso proporcionado de sus armas. Por eso se me ocurre poner este ejemplo para aclarar lo que cabe exigir en el Medio Oriente. Porque, aunque es posible que Hezbolá busque la guerra abierta y que disponga de ayuda proporcionada por los enemigos de Israel, no es permisible que Israel responda a dichas provocaciones como lo haría una organización terrorista, con el mismo desprecio de la ley y de la vida, y con intención de alcanzar objetivos políticos por medio de la guerra. Decir que los terroristas empezaron primero, y que Israel ajusta su respuesta a las provocaciones de Hezbolá o de Hamás, no es una disculpa, sino una grave acusación. Porque lo que tiene que conseguir la lucha contra el terrorismo no es la equiparación institucional y política de los Estados con los terroristas, o de la ONU con Al Qaida, sino la clara confrontación entre la violencia indiscriminada y aquella otra que se ejerce legalmente, con todas las garantías y al servicio de la paz. Y sólo en ese sentido cabe mantener todas las condenas que hemos realizado contra la guerra de Irak, primero, y contra esta ola de terror lanzada sobre el Líbano. Los resultados, además, le quitan a Israel toda la razón. Porque su absoluto dominio militar no pudo impedir que todo el Medio Oriente esté al borde del colapso, y que el propio Estado de Israel se haya hecho económicamente inviable y socialmente invivible.

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