Cada semana con su afán

CADA semana trae su propia afán. Mostremos cómo. Por ejemplo con relación a los monasterios de clausura. Parecen espacios en los que se ha detenido el tiempo; pues de eso nada. En plena canícula a nuestras monjas contemplativas les da por ser noticia. Sin pretenderlo, por supuesto, que nada más lejos de su intención que andar de boca en boca. Dos noticias. Una buena y otra mala. Que es un decir, porque sin perspectiva histórica y teológica, uno puede meter el remo con facilidad. La mala: parece que definitivamente las carmelitas descalzas del convento de Jesús Crucificado de Grajal de Campos (ya más que centenario) se van -se están yendo precisamente en estos días-. Ya no van las diecinueve monjas (con una edad media envidiable) camino de Medina de Rioseco, sino hacia Toledo, donde se ha puesto a su disposición, «gratis et amore», el convento de la Purísima Concepción, hasta hace poco ocupado por monjas capuchinas. Bendito sea Dios -y algunos hombres- que han hecho posible este salto, escapando de las termitas, que ahí nos quedan en los Campos Góticos como herencia. Pero conste también el dolor de todos los creyentes leoneses, empezando por los de Grajal y comarca, porque nos duele saber que estamos perdiendo algo y «álguienes» muy importantes. Dios sabrá por qué. La buena, que también tiene algo de agridulce: el próximo miércoles, día 26, partirán de Madrid cinco religiosas agustinas recoletas, que llevan una temporada preparándose en León, en el convento de la Encarnación, en el paseo capitalino de La Granja, para adentrarse en África y fundar allí un nuevo convento. Todo está dispuesto para que sea en Kenia, en la diócesis de Machakos, al sur de la capital del país, Nairobi. Es una diócesis, según me dicen, con mucha vitalidad y mucho porvenir. De hecho, la presencia de nuestras monjas allí ha sido propiciada y animada por una joven keniata, que ha reunido un grupo de compañeras, las cuales se están ya preparando para integrarse en su día en esta Orden contemplativa. Estén seguros de que así, y de otras formas, estamos haciendo historia, en este caso a favor de esas doloridas e ilusionantes tierras de África, el «continente de la esperanza», al decir del Papa Juan Pablo II. Para que sea así -lo de «hacer historia» sagrada-, no bastará quedarnos en la simpatía hacia el proyecto y sus heroínas. Empezando por no conformarnos con que ellos, los africanos, sean los protagonistas de primaveras eclesiales, mientras aquí dormimos una dulce siesta en la trébede del invierno. Unas pinceladas gozosas de arqueología cristiana. Por una parte, parece que va definitivamente en serio la rehabilitación de las ruinas y el entorno de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, a escasos siete kilómetros del centro de la capital, a orillas de la ribera izquierda de un Bernesga que casi allí pierde su nombre. Han sido varias instituciones las encargadas de echar su firma en el convenio rehabilitador de estos restos, en cuyo estudio tuvieron mucho que ver arqueólogos alemanes encarrilados por don Antonio Viñayo y en cuyo sostenimiento, una vez más, tanto han aportado los hombres y mujeres de «Pro Monumenta». Por otra, sepan que desde ahora mismo pueden ya adentrarse en la penumbra fresca del singular edificio de Palat del Rey, por fin restaurado y remozado y equipado convenientemente. Estará abierto, bajo la responsabilidad del Obispado, de lunes a sábado en horario de once a trece y de dieciocho a veinte horas. Por cierto, esperemos que los grafiteros no sigan echando sus firmas en las paredes exteriores y que algunos «expertos» no mantengan la murga de que fue el Obispado el responsable de los soterramientos del resultado de las excavaciones llevadas a cabo en el edificio hace unos años. Doctores tiene la Iglesia, sí, pero «entendidos» tuvo en este caso la cosa pública. Más. Felicidades a todos los abuelos en su día (26, Santos Joaquín y Ana); al premiado poeta Máximo Cayón, hombre bueno y amigo; a la parroquia de La Virgen del Camino por su nuevo albergue de peregrinos; a la Asociación de la Medalla Milagrosa de Sahagún, un año más, por su rastrillo solidario. Y duerman a pierna suelta: ya tenemos borrador de Estatuto autonómico. ¡Ja!