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| Reportaje | Degradación medioambiental |

El pulmón verde del mundo en duda

El último de los estudios realizado sobre el Amazonas alerta sobre la posibilidad de que haya dejado de tener un efecto positivo a causa de la quema indiscriminada de sus árboles

Deforestación brutal del Amazonas con la tala indiscriminada de árboles

Publicado por
César Muñoz Acebes - washington
León

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El Amazonas, considerado hasta ahora el pulmón del mundo, puede haberse convertido en un emisor neto de dióxido de carbono debido a la quema indiscriminada de sus árboles, según los científicos. «Hay una gran pregunta sobre si el Amazonas como un todo es una fuente de carbono atmosférico o un lugar donde se almacena», explicó Diane Wickland, directora del programa de ecología terrestre de la Nasa. Los siete millones de kilómetros cuadrados de bosque alrededor del Río Amazonas y sus tributarios, una extensión mayor que Europa, funcionan como un riñón inmenso para el planeta. Depuran el aire al retirar dióxido de carbono, que es uno de los gases principales que produce el efecto invernadero y el calentamiento global, y expulsar oxígeno. Ese carbono capturado por la fotosíntesis se almacena en los troncos, las hojas y el suelo, pero el movimiento incesante de la frontera agrícola en busca de más terreno cultivable está liberando esos gases de su cárcel. «Cuando se hace el cálculo aritmético para intentar ver si en un año entra más (dióxido de carbono en el Amazonas) que sale, no está claro», dijo Wickland. La quema de la selva para cultivar soja o criar ganado ha destruido más de 615.000 millones de kilómetros cuadrados sólo en Brasil, que representan el 15 por ciento de los cuatro millones de kilómetros cuadrados de la Amazonía de ese país, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe, en portugués). Al ser consumidas por el fuego, las seringueiras, las piranheiras y palmeras como la copaíba sueltan a la atmósfera el carbono en sus fibras y con ello contaminan la atmósfera, en lugar de limpiarla. Descubrir si el Amazonas tiene un efecto positivo o no en el sistema planetario de reciclado del carbono es fundamental para entender el cambio climático y tomar medidas para combatirlo, según los científicos. Esa será una de las prioridades para los próximos años del llamado «Experimento de Gran Escala de la Biosfera-Atmósfera en la Amazonía» (LBA), según Wickland. Acuerdos entre Brasil y EE.UU. Brasil y EE.UU. firmaron ayer en el Museo de Historia Natural de Washington un acuerdo para continuar su colaboración en este proyecto, así como en otro denominado Determinantes Biológicos de Fragmentos Forestales , ambos dirigidos por el Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía (Inpa). «La Amazonía no es un ecosistema, es un conjunto muy grande de ecosistemas», cuya dinámica es muy importante para el clima mundial, según explicó Adalberto Luis Val, director del Inpa, quien participó en la ceremonia. Mediante el uso de datos de satélites de la Nasa, entre otros recursos, el LBA ya ha cambiado la concepción de sus interacciones. Antes «pensábamos que el bosque captaba más carbono, era más productivo en la temporada de lluvias porque tenía más humedad, pero ha resultado que estábamos equivocados», dijo Wickland. Los investigadores del LBA, que es el mayor proyecto del mundo sobre la interacción entre los bosques tropicales y la atmósfera, han demostrado que las plantas capturan más dióxido de carbono en la época seca porque hay menos nubes que oculten el sol. Al mismo tiempo, los grandes árboles amazónicos tienen raíces profundas que les permiten llegar a suelos húmedos. En cambio, las zonas desforestadas para cultivos u ocupadas por bosques «secundarios», que han crecido después de una tala, no cuentan con esas raíces profundas y son más susceptibles a la sequía, como la sufrida el año pasado, la peor en más de 50 años. Otro de los descubrimientos del LBA es que algunas regiones de la cuenca del Amazonas se comportan como un «océano verde». En el mar los núcleos de condensación que forman las nubes son diferentes que en la tierra porque el tamaño de las partículas que transportan es distinto. En la época de lluvias, la humedad es tal que las copas de los árboles en la zona occidental del Amazonas actúan como la superficie de un océano, según los científicos. «Los meteorólogos se rascaban la cabeza y decían 'no puedo creer lo que ocurre aquí'» cuando se dieron cuenta del efecto, según Wickland. El descubrimiento «cambia de forma fundamental la forma en la que computamos el efecto del Amazonas en el clima mundial», añadió. Defensa papal El papa Benedicto XVI ha salido en defensa del río Amazonas, ante las amenazas al equilibrio ecológico en la zona, y ha expresado su apoyo al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, promotor del simposio que concluyó ayer en Manaos (Brasil) sobre el tema. «Espero que el VI Simposio del Proyecto Religión, Ciencia y Desarrollo, dedicado al río Amazonas llame una vez más la atención de los pueblos y los gobiernos sobre los problemas, las necesidades y las urgencias de una región amenazada en su equilibrio ecológico», manifestó el Papa en una carta enviada al Patriarca ecuménico, que se hizo público ayer por el Vaticano. El Obispo de Roma agregó en su misiva que los ríos y los bosques del Amazonas, «en su belleza y en su grandeza, nos hablan de Dios y de su grandiosa obra en favor del hombre». Benedicto XVI exhortó para que se tome conciencia de la riqueza ecológica de la zona y a emprender acciones para protegerla.