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| Visto y oído |

Y Joselillo sonrió desde el cielo

El rejoneador Roberto Armendáriz fue el gran triunfador de la tarde

Publicado por
J. A. Barrio Planillo - provincia@diariodeleon.es
León

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Espectáculo en Valdepiélago El torero alicantino Daniel Palencia, de ascendencia ponferradina, y el rejoneador navarro Roberto Armendáriz, resultaron los grandes triunfadores de la corrida de toros mixta que se celebró ayer en Valdepiélago, como homenaje a Joselillo, el torero local fallecido en México en 1947 a consecuencia de las heridas sufridas por una cogida en la Plaza de Toros Monumental. El coso registró una entrada de 3.000 personas. Juan Gabriel, torero murciano, fue el peor parado con su lote, y cerró la tarde con silencio en el primer toro y pitos en el segundo, a consecuencia de las protestas que derivaron de su floja actuación con la espada. No obstante, el joven valor de la escuela murciana, dedicó uno de sus dos toros a Rufino López, hermano del diestro fallecido y al que se dedicaba el homenaje. Daniel Palencia gustó en Valdepiélago. Recibió dos orejas en el primer enemigo de su lote y otras dos en el que cerraba su actuación. Estuvo muy fino con la muleta, a pesar de que entró en el cartel a última hora, sustituyendo a Curro Molina, y llegó a la grada con las manoletinas que dejó sobre el albero con su primer astado. La gran estrella de la tarde fue el rejoneador navarro Roberto Armendáriz. Recibió dos orejas tras su primera actuación y en el que cerró el lote se llevó las dos orejas y el rabo. El espectáculo estuvo presente en todo momento de su actuación, al margen de la plasticidad de buena parte de los requiebros con los que se empleó para hacer frente al trabajo de la tarde. La tarde tuvo momentos positivos de espectáculo, momentos emotivos y brillantes de toreo y sobre todo, mucho recuerdo para el torero homenajeado, en que el año 1947, víctima de las consecuencia de la época, sufrió una gravísima cornada en la Plaza de Toros Monumental de México, a la altura del muslo derecho, que le seccionó la vena femoral y causó posteriormente la muerte, tal como certificaron los doctores que le atendieron y que trataron de salvar su vida de forma inútil. Natural de Nocedo de Curueño, había dedicado buena parte de su vida al toreo, pero la cornada truncó su carrera y su vida de forma repentina, cuando a tenor de las opiniones de quienes le vieron torear en aquellos años, tenía condiciones suficientes para haber alcanzado la cima de la profesión y podía haber sido una verdadera figura de la época. Descanse en paz y repítase el homenaje el próximo año en Valdepiélago.

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