Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

Cincuenta sencillos años

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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LLEGAMOS tarde -una vez más- a darles la noticia. Pero nunca sobra recuperarla, sobre todo si es un acontecimiento gozoso. Lo que ocurre es que, como en ocasiones similares, este tipo de conmemoraciones cuentan muy poco en una sociedad como la nuestra casi exclusivamente preocupada de las idas y venidas de los políticos y de la gente de la farándula, del deporte y semejantes. En el caso de los primeros, por algo muy sencillo: porque éstos gobiernan o buscan gobernar y desde esa posición de poder tienen capacidades para partir y repartir las tartas de las subvenciones, subir los sueldos o rebajar los impuestos. En el caso de los segundos porque, creo, proyectamos en ellos nuestras apetencias de felicidad fácil, desinhibida y opulenta. Pues lo que les cuento no tiene nada que ver con lo dicho, pero conste que es de mucha más envergadura que todo lo que airean los medios de comunicación en las gacetas de los negocios, las secciones rosas o en las páginas del corazón. Vamos allá: ayer unas sencillas monjas celebraron sencillamente el sencillo hecho de haber cumplido cincuenta años de existencia sencilla. O sea que antes sencillas que muertas. Como ven, todo lo contrario de lo que tararean millones de seguidoras de aquella niña prodigio de hace unos meses. Para que se entienda con más hondura lo dicho, sepan que según el diccionario de la Real Academia Española el adjetivo «sencillo» tiene estos contenidos: «que no tiene artificio ni composición; que carece de ostentación y adornos; dícese del estilo que carece de exornación y artificio, y expresa ingenua y naturalmente los conceptos». Abramos el sobre de los datos: ayer por la tarde hubo fiesta grande en la Residencia de Ancianos «Virgen de la Era» de Fontanil de los Oteros, porque las monjas que sirven a los ancianos e impedidos allí acogidos, las Capuchinas Misioneras del Trabajo, cumplían cincuenta años de existencia. ¿Han oído hablar de ellas? Sin duda que la respuesta será positiva por parte de las gentes de las comarcas de los Oteros y de Valmadrigal, porque conocen su buen hacer, pero... Para quienes no sepan de su existencia, les hago saber que recalaron en ese casi despoblado pueblo de las sedientas tierras de la zona porque ahí nació su fundador, en 1920, un fraile capuchino que hizo una labor espléndida durante su vida, especialmente en Santander donde falleció en 1990. Se llamó Fray Emilio Lozano Mateos (en religión Fray Jacinto de Fontanil) y quienes lo conocieron dicen que era un verdadero santo, entregado con espíritu humilde, servicial y constante a estar afectiva y efectivamente cerca de los niños, de los pobres, de los trabajadores y de los ancianos enfermos, solos y abandonados. Vamos, de lo mejorcito y más relevante de esta tierra. Ellas han seguido el camino del Fundador, desde que nacieron un 12 de agosto de 1956 en la calle Perines de la capital cántabra. En estos años, con vocaciones jóvenes especialmente mejicanas, han atendido obras sociales (escuelas, pensionados para mujeres trabajadoras, casas de ejercicios, residencias sacerdotales, hospitales y enfermerías, colonias, residencias de ancianos...) en varios puntos de la geografía española y americana: Santander, Torrelavega, Pedreña, Potes, Los Corrales de Buelna, Vegaquemada, Madrid, Jaén, Caracas (Venezuela)... Actualmente regentan la llamada «Casa del Buen Samaritano» (mejor título, imposible) en Guadalajara de Méjico y esta residencia de Fontanil. Aquí tienen actualmente la Casa Generalicia y aquí reside la Hna. Teodora Gómez Regla, que es la Superiora General y que estará encantada con recibir a quien quiera caer por los Oteros sin curiosidades malsanas o baladíes. La fiesta contó con la asistencia de muchos amigos de la Congregación, de familiares de los residentes y del Sr. Obispo, Don Julián, que presidió la Santa Misa; en ésta se subrayó la actitud de aagradecimiento, como no podía ser menos. Cincuenta años de existencia son cincuenta años de gracia. Que se multipliquen. Cuatro líneas para unirnos afectivamente con los más de mil peregrinos de la diócesis de León que hoy celebran el Jubileo en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. ¡Feliz día!.

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