Hasta la calma naufraga

Cuando los historiadores evalúen la presidencia de George W. Bush, dos imágenes les ayudarán a emitir un juicio para la posteridad: la primera muestra a un Bush fuerte y resoluto; la segunda, a un Bush distante y aturdido. En una de ellas, el inquilino de la Casa Blanca se alza firme, altavoz en mano, sobre las ruinas de las Torres Gemelas. En la segunda, aparece ausente y distante a bordo de su avión privado, desde donde contempla, a cientos de kilómetros bajo sus pies, la destrucción provocada por el huracán «Katrina». Hoy, casi un año después del devastador paso del «Katrina», Bush regresa al golfo de México para proclamar el compromiso de su gobierno con la reconstrucción de la zona, pero la fotografía que puso en tela de juicio su liderazgo y su proclamada compasión cristiana pesa todavía como una losa sobre su presidencia. «Fue un momento crítico de su mandato», dijo a Efe Michael Dimoch, director asociado del Centro de Investigación Pew, que hace sondeos periódicos sobre temas como la popularidad de Bush. Para Dimoch, lo que hizo el «Katrina» fue ayudar a cristalizar ciertas preocupaciones que ya estaban en el aire. Mientras, la tormenta tropical «Ernesto» tocó tierra ayer en Cuba y se debilitó ligeramente, pero amenaza con transformase en huracán e impactar Florida una vez que salga a las aguas cálidas del Caribe, informó el Centro Nacional de Huracanes de EEUU (CNH). «Ernesto», la quinta tormenta tropical de la temporada en el Atlántico norte, mantenía vientos máximos sostenidos de 65 kilómetros por hora, indicó el CNH en su boletín de las 18.00 GMT. El sistema se mueve sobre el este de Cuba y continúa la amenaza de lluvias fuertes y de peligrosas inundaciones. Se mantiene un aviso de tormenta para las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Holguin, Las Tunas y Camaguey.