La Xunta impide con diques que el vertido tóxico llegue a la ría de Arosa

A dos kilómetros de la desembocadura en la ría de Arousa, y con una longitud de cinco kilómetros, se encuentra ya la mancha contaminante producida por el incendio de un almacén de productos químicos que la empresa alemana Brenntag tenía en las proximidades de Caldas de Reis (Pontevedra). Los denodados trabajos para controlar el vertido que durante la noche realizaron 40 máquinas parecen estar dando resultados, a base de aislarlo con la construcción acelerada de tres diques de tierra y sacos terreros con diversos elementos que sirven de filtro a las aguas. El río se encuentra prácticamente estancado entre Caldas y el puente de Baión, próximo a la desembocadura en la ría. El conselleiro de Medio Ambiente estimaba que el suministro de agua corriente podría quedar restablecido en horas. Se considera superado el peligro de que los contaminantes lleguen a la ría, y las autoridades han levantado la orden de cierre de los bancos marisqueros próximos a la desembocadura del río, tomada ayer de forma cautelar. Lo más preocupante ahora es el suministro de agua potable a los siete municipios de la comarca de O Salnés, de lo que se encargan 40 camiones cisterna que llevan el agua desde Catoira hasta Vilagarcía, o desde el ya casi exhausto embalse de Castro Gundín a los depósitos de la estación potabilizadora de A Torre que da servicio a toda la zona, aunque no serán suficientes si las previsiones de que antes de 48 horas llegue el agua directamente del río no se cumplen. Reanudar el bombeo «Sin ningún tipo de triunfalismo, creo que se están empezando a conseguir los objetivos principales», afirmaba este domingo el conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, que ha permanecido a pie de obra desde el principio de la crisis. Aguas arriba de la mancha, una canalización de fortuna se prepara con el fin de que, en 48 horas, el agua sin contaminar llegue a los sistemas de distribución que abastecen a unas 100.000 personas de los nueve municipios de la comarca de O Salnés. La Xunta, junto con Aguas de Galicia y las empresas concesionarias del servicio, trabajaron durante toda la noche para disponer a toda prisa de los 20 kilómetros de canalización que tendrá el cauce paralelo que se habilita, entre las localidades de Caldas y Punta Arnela (Vilanova de Arousa), además de los movimientos de tierra para la construcción de los diques que hoy mismo estarán terminados. Simultáneamente se han construido unas balsas para tratar en ellas una parte del agua contaminada para que no llegue a discurrir por el cauce del río. Un vertido peligroso El curso fluvial afectado se está tratando también con carbono activo, carbonato cálcico y magnesita, que facilitan la inertización de los elementos contaminantes. El presidente del Partido Popular de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, coincidió con el conselleiro de Medio Ambiente en la zona y, tras expresar la disposición de su partido a colaborar con el ejecutivo gallego en la solución del problema, puso una nota de preocupación e instó a la Xunta a ser explícita en la información sobre los riesgos reales que puede sufrir la población. «Estamos ante un vertido muy peligroso -manifestó Núñez Feijóo-, con sustancias orgánicas altamente contaminantes y probablemente cancerígenas y, en consecuencia, estamos ante una situación muy complicada, que debe conocer la población, sin alarmar, pero sin bajar la guardia». Otro era el tono del conselleiro, que insistía en relativizar el problema. «Los datos de metales pesados -afirmó Vázquez-, que nos preocupaban inicialmente, revelan que no son tóxicos; no hay mercurio ni cobre, hablamos básicamente de hierro y de aluminio, y todos los datos de los técnicos apuntan a que la mancha de color azul es un colorante».