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Los facultativos denuncian que se les dedican menos recursos diagnósticos y terapéuticos

Los ancianos reciben peor trato médico que el resto de la población

Colocar aparatos desfibriladores en lugares públicos reduciría un 20% las muertes por infarto

Un paciente descansa sobre una cama de un hospital público

Publicado por
Paco Soto - barcelona
León

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Los médicos y especialistas que han participado en el Congreso Mundial de Cardiología celebrado en l¿Hospitalet de Llobregat pidieron ayer a los poderes públicos una mayor atención a la tercera edad, porque por lo general suelen recibir peor trato médico y hospitalario que el resto de la población. El director de la Unidad Coronaria del Hospital Clínico de Barcelona, Xavier Bosch, aseguró que existe una «gran diferencia» entre la teoría y la práctica a la hora de diagnosticar y tratar un problema cardiaco en el caso de los ancianos. Según Bosch, a las personas mayores «se les hacen menos electrocardiogramas de los que están recomendados», y en los casos de las angioplastias tras un infarto, «un 17% de éstas se practican a personas de edad avanzada y un 24% al resto de población más joven». Además, el cardiólogo catalán aseguró que «se les destinan menos recursos diagnósticos y terapéuticos» a los pacientes con más de 55 años, «y a partir de los 75 años el riesgo de mortalidad es seis veces mayor». Bosch aseguró que el destino de menos recursos médicos «puede ser una de las razones» de la mayor proporción de mortalidad entre las personas mayores aquejadas de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, admitió que la situación ha mejorado en los dos últimos años, según el estudio Lecciones del Euro Heart Survey 2006 que ha llevado a cabo la Sociedad Europea de Cardiología en diversos países. Por otra parte, el director del Instituto del Tórax del Hospital Clínico de Barcelona, Josep Brugada, reclamó la necesidad de colocar aparatos desfibriladores en los espacios públicos porque, de este modo, se podría reducir en un 20% el número de muertes súbitas por infartos entre la población. Un desfibrilador es un aparato pequeño, parecido a un marcapasos, que se implanta bajo la piel, generalmente en la zona del hombro, justo por debajo de la clavícula. Este aparato detecta el ritmo de los latidos cardíacos. Cuando el ritmo del corazón supera el que se ha programado en el desfibrilador, éste envía una pequeña descarga eléctrica al corazón para disminuir la velocidad de los latidos. Brugada lamentó que «ni en el aeropuerto de El Prat ni en el de Barajas tienen desfibriladores» y puso de manifiesto la necesidad de que estos aparatos estén en teatros, supermercados, discotecas, estadios y centros comerciales, e incluso «al lado de cada extintor». El Congreso Mundial de Cardiología concluyó también la jornada con un llamamiento a la población para que se aleje de las prácticas de riesgo que provocan enfermedades cardiovasculares, como el tabaco, el alcohol, la dieta inadecuada y la falta de ejercicio.