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Publicado por
VENTURA PÉREZ MARIÑO
León

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¿POR QUÉ hay tanta violencia contra las mujeres? ¿Por qué este año hay en España más mujeres muertas a manos de hombres que en años anteriores? ¿Por qué la ley integral de violencia contra las mujeres no ha resuelto el problema? Empezaremos por la última de las cuestiones. Es cierto que cuando se elaboró la ley se creyó, o se hizo creer de forma ingenua o intencionada, que la ley era la panacea y que una vez en vigor todo iba a tener solución. Suele afirmarse que la existencia de un penalidad clara y contundente tiene efectos preventivos, y eso al menos se pretende con la ley integral, si bien parece que, de momento, con poco éxito. Por otra parte, a la ley, instrumento necesario e imprescindible, nadie le ha objetado cuestiones de fondo. Ojalá se pudieran identificar problemas en la misma y de su modificación se siguieran nuevos asideros de mejora. La violencia de género, y con ella abordamos las otras cuestiones planteadas, se produce allí donde la mujer tiene posibilidades de optar, donde posee un espacio de libertad subjetiva y de expresión de su autonomía. Por eso la violencia es tan visible en sociedades libres. En anteriores épocas ominosas, en nuestro país, la violencia contra la mujer no se presentaba como una epidemia, como ocurre en la actualidad. Las mujeres obedecían, y la desigualdad y la violencia machista tenían un amparo legal y social que llegaban a justificar, caso a caso, las virulentas expresiones de fuerza por parte de los hombres. La violencia contra la mujer estaba en los propios entornos y la titulaba la propia sociedad. La violencia machista, las muertes de mujeres, es un fenómeno de sociedades libres que aún no han resuelto los desarreglos de hombres trasnochados, de hombres que no aceptan dejar de dominar. No es de extrañar así que en Alemania mueran 300 mujeres al año, en Inglaterra 100 y en Francia más de 70. Ahora las mujeres son más conscientes de sus derechos y los ejercen, y dentro del marco de la ley los denuncian, lo cual a veces supone la respuesta violenta de sus pretendidos dominadores. Pero la erradicación masiva de la violencia de género es una batalla lenta, pero ganada. Lenta, porque tienen que pasar y educarse varias generaciones de hombres que aprendamos a vivir en igualdad; y se ganará seguro porque la violencia contra un género no es compatible con una sociedad libre.