Diario de León

A LA ÚLTIMA

Sueldos políticos y demagogia

Publicado por
GERARDO GONZÁLEZ MARTÍN
León

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SI FUERA verdad lo que parece, habría que remedar a Mariano José de Larra y volver a decir aquello de que «hacer política en España es llorar». Y lo seguirá siendo, porque según datos de los presupuestos generales del Estado, el presidente del Gobierno ganará en el próximo año 89.303,28 euros y, después del salto intermedio, los ministros percibirán 78.79l,28 euros, luego de incorporar a esos emolumentos un dos por ciento de incremento. Si lo que parece fuese lo único que hay, sería verdad que a la política o bien se va por gloria y poder, que para, según quien, a lo mejor no tienen precio, o por razones oscuras que en este momento no merecen nuestra atención. Al lado de este gesto de tan parco aumento salarial, quizá con más austeridad que en otras ocasiones, los políticos deberían hacernos las cuentas reales de lo que consumen de las arcas públicas, desde dietas a gastos, pasando en algún caso por la disposición de fondos reservados y muchas veces por asignaciones indebidas de coches oficiales o uso abusivo de los mismos. Esas cuentas y no éstas son las que nos importan, incluyendo en las que nos interesan comportamientos de los que en ocasiones llegan rumores a las redacciones: que si tal político se ha pasado tantos días en un acontecimiento con una corte de subalternos digna de ser contada, que si tal otro ha tirado de tarjeta para invitar a algunos comensales cuya presencia en la mesa era de dudoso interés para el país, que si tal cargo de tercera división es trasladado a su lejano domicilio cada día en un coche de parque público, y así hasta cien. Ni tampoco debemos impresionarnos porque los ingresos nominales de nuestros políticos resulten bajos, en ocasiones escandalosamente bajos para sus grandes responsabilidades y dedicación, ni tener la esperanza de que algún día sabremos con detalle lo que cada uno nos cuesta. Personalmente, no me importaría nada que los políticos ganaran bastante más a cambio de que todos tuviéramos claro lo que consumen de los presupuestos públicos.

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