Diario de León

Andrew Z. Fire y Craig Mello han conseguido que los genes no transmitan su información

Dos científicos de EE.UU. logran el Nobel de Medicina por sus avances engenética

Los estudios abren la posibilidad de terapias contra males como el cáncer o la hepatitis

Fire y Mello junto al busto de Alfred Nobel en una foto tomada en marzo

Fire y Mello junto al busto de Alfred Nobel en una foto tomada en marzo

Publicado por
p. v. | redacción
León

Creado:

Actualizado:

Los científicos estadounidenses Andrew Z. Fire y Craig C. Mello ingresaron ayer en la nomina investigadores que han recibido el más alto reconocimiento por sus estudios: el premio Nobel de Medicina. La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo justificó ayer este premio por el descubrimiento que hicieron los científicos y dieron a conocer hace sólo ocho años, de la denominada interferencia del ARN. Según la asamblea, el descubrimiento ofrece «apasio-nantes posibilidades» para su uso en la tecnología genética y es «un mecanismo fundamental para el control del flujo de la información genética». Hoy, ese mecanismo es utilizado en multitud de laboratorios de genética del mundo para investigación básica y su uso ha aumentado de forma exponencial en los últimos años. Como explica el genetista José Luis Fernández, también empieza a utilizarse de forma experimental para frenar enfermedades como el sida o la hepatitis, que se ha probado en ratones. El descubrimiento de Fire y Mello permite conocer de forma más rápida y eficaz qué función tiene cada gen en un organismo, qué proteína se sintetiza gracias a él. Fire y Mello descubrieron que junto al ya conocido ARN de las células, que es el mensajero que lleva la información genética en la célula para crear unas u otras proteínas, cada célula también puede producir otro tipo de ARN que tiene la función opuesta, es decir, que una proteína en concreto deje de producirse. Los científicos razonaron que este otro ARN, al que denominaron ARN de interferencia puede utilizarse para que ciertos genes dañados no transmitan esa información maligna para el organismo. Como explica Juan G. Álvarez, las aplicaciones clínicas de los ARN de interferencia incluyen el tratamiento de enfermedades infecciosas producidads por virus como el VIH y el virus de la hepatitis C, así también el cáncer y la hipercolesterolemia. Sin embargo, todavia queda por resolver de forma satisfactoria la forma de liberación y administración de los ARN. Por ello, la aplicación como terapia sólo está en fase de ensayo, pero aunque con grandes espectativas. Durante una conferencia de prensa en Worcester (Massachusetts), Mello dijo que el trabajo de su padre como paleontólogo en el Instituto Smithsonian fue la semilla que generó su interés por la ciencia y la historia del origen de los seres humanos. «Yo iba al Smithsonian y veía la oficina de mi padre allá, atrás de todos los huesos de dinosaurios, todos los restos fósiles repartidos encima de la mesa», contó Mello. «Mi deseo de ser un científico se debió principalmente a que encontraba fascinante la totalidad de la condición humana, y el hecho de que estamos aquí, y de dónde provenimos», agregó. 47 años. Profesor de Patología y Genética de la Universidad de Stanford (California). A los 19 años ingresó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y terminó su doctorado en Biología con 23. En su trayectoria colaboró con dos premios Nobel. Sus aficiones son la familia y la investigación. HA DICHO «La ciencia es el resultado de un esfuerzo de grupo». 45 años. Padre de cuatro hijos. Profesor de Medicina Molecular en la Universidad de Massachusetts. Doctor en Biología por Harvard. Actualmente tiene a su cargo un laboratorio con una veintena de científicos. Se dedica a navegar como afición. HA DICHO «Sabía que había una posibilidad [de lograr el Nobel] pero, realmente, no esperaba que llegara hasta dentro de algunos años más».

tracking