Diario de León

La técnica se aplica desde 1996 en centros hospitalarios de Navarra, Madrid, Barcelona y Oviedo

Los implantes eléctricos cerebrales mejoran los síntomas del párkinson

La enfermedad afecta al dos por ciento de las personas mayores de 65 años

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M. García - león
León

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Aunque la técnica de implantar electrodos en el cerebro para luchar contra la enfermedad de Parkinson se remonta a hace más de 50 años, fue desechada porque se producían quemaduras cerebrales, por lo que los fármacos ganaron la partida. Sin embargo, en la década de 1990 se comprobó que éstos también causaban importantes efectos secundarios y, a medida que la enfermedad avanzaba, el tratamiento no conseguía controlar adecuadamente el proceso neurodegenerativo. Según afirman los expertos, a los pocos años de iniciarse la enfermedad, la mayoría de los pacientes presenta cambios bruscos en la movilidad, tiene movimientos incontrolados y espasmos musculares que alteran su calidad de vida de forma importante. Por eso, los expertos volvieron a la cirugía. El tratamiento convencional del Parkinson se centra en reponer el déficit de dopamina, un neurotransmisor que activa los circuitos cerebrales implicados en el movimiento transmitiendo impulsos de unas células nerviosas a otras, y el fármaco más utilizado es la levodopa. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, el tratamiento no es capaz de controlar el proceso neurodegenerativo. Por eso, normalizar la producción de dopamina y el exceso de actividad que se produce en dos estructuras cerebrales, el núcleo subtalámico y el globo pálido interno, mediante su estimulación eléctrica, está dando buenos resultados. En España, la técnica se remonta a hace una década empezándose a aplicar en los hospitales de Navarra, Madrid, Barcelona y Oviedo. Desde entonces, se han operado más de 200 pacientes, el 90% de los cuales han experimentado notable mejoría, sin efectos secundarios. No se ha logrado curar la enfermedad, pero sí anular los temblores y posiblemente retrasar su avance. Según explica el doctor José Obeso, del Departamento de Neurología-Neurocirugía de la Clínica Universitaria de Navarra, uno de los pioneros en aplicar esta técnica en nuestro país, conocida como «estimulación profunda del cerebro», es muy importante no retrasar el uso de la cirugía con la disculpa de que antes hay que agotar los recursos de los medicamentos. Lo ideal es poder intervenir a pacientes de menos de 65 años que padezca la enfermedad desde hace menos de 15 años. Los electrodos tienen una longitud de 7,5 milímetros y un diámetro de 1,2 y deben colocarse en cada uno de los hemisferios cerebrales. La mayor dificultad a la hora de su implantación radica en que deben situarse exactamente en el lugar adecuado, porque una variación de sólo un milímetro puede malograr la operación y habría que repetirla. La intervención llega a durar hasta seis horas porque hay que abrir el cráneo del enfermo y tratar de evitar que los electrodos dañen los vasos sanguíneos del cerebro. Nuevos estudios Una reciente investigación, cuyas conclusiones han sido publicadas en Technology Review, concluye que gracias al uso de nanocables los implantes cerebrales podrían ser más seguros y económicos que la técnica quirúrgica actual. Los autores del estudio, Rodolfo Llinas, especialista en Neurociencia en la Universidad de Nueva York, y el ingeniero mecánico, Ian Hunter, han desarrollado un nanoelectrodo polimérico tan delgado que podría insertarse a través de una arteria del brazo o de la pierna, llevarlo hasta el cerebro y deslizarlo por los vasos sanguíneos más pequeños. De esta forma, podría estar tan cerca de las neuronas como para detectar y transmitir señales eléctricas. La nueva técnica está en fase de prueba y deberá comprobarse que los nanocables no producen efectos secundarios como la formación de coágulos de sangre. La enfermedad de Parkinson afecta a una de cada 1.000 personas y a un 2% de los mayores de 65 años. En total, más de seis millones de personas en el mundo, 80.000 de ellas en España. Se caracteriza por la destrucción de las neuronas en la sustancia negra que se encargan de generar dopamina en los ganglios basales.

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