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Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

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TIENE IMAGINACIÓN quien sabe soñar despierto. Y por eso, porque la imaginación es siempre creadora, todo lo originado por esa visión interior de un soñador o soñadora posee algo que nos despierta y nos transporta a lugares fascinantes de este mundo, y a ámbitos insospechados de nosotros mismos¿ Como un arco iris en medio de un callejón acaba de inaugurarse en la Galería Ármaga una exposición de la grabadora y pintora chilena Alexandra Domínguez: todo un elogio de la imaginación. Se trata en parte de una fascinante colección de grabados en los que convergen la fabulación y la disciplina conformando algo así como el orden extraño de los sueños. Sí, obras sorprendentes repletas de símbolos en los que a veces dominan las incisiones geométricas, en otras ocasiones las formas imposibles, o líricas, o oníricas. Y, desde luego, siempre mostrando en cada obra por parte de la artista su dominio de este soporte artístico. Por ejemplo reaviva interiormente la inquietud y fluidez de la pieza titulada «La ruta del aire» pues posee una energía vibrante capaz de insuflarle vitalidad al espectador. Igualmente refresca el alma otra titulada «Discurso del contemplativo» mediante su espíritu naïf y sus formas que recuerdan a Miró, e ilumina nuestra alma también la gama sobria pero no fría del exquisito grabado titulado «Pentagrama con error». Son todas obras minuciosas, surreales, fantásticas que tratan de mostrar sin demostrar como el arte le transmite al mundo la envidia de lo que no puede ser. Uno observa esas pequeñas grandes obras como quien es bendecido con un sueño repleto de presagios. Y nota así como se le va desentumeciendo el alma; como el arte sintoniza el cuerpo con el alma. Pero a la vez entiende de ese modo que estos grabados ilógicos son capaces de explicarnos el mundo. Sí, el arte no realista de esta artista -así lo enseñan sus sugerentes títulos- en el fondo es un subrayado de la realidad. Y es arte imaginativo, exigente, inteligente¿ Cuesta un poco entrar en el mundo personal de Alexandra Domínguez, sí, pero luego cuesta mucho salir. Por otra parte y como contraste la exposición se compone también de pinturas realizadas mediante técnica mixta. Es la aventura del color sin anécdota. Las sensaciones. La plasticidad. Los efectos: la obra de quien aspira a más libertad. Así lo sugieren cuadros bien estructurados inspirados en gran medida en poemas y en los cuales, entre las escurriduras, las texturas y las superficies lechosas, se perciben algunas influencias del expresionismo abstracto americano -principalmente de Pollock- en el modo de emplear la técnica del goteo y el dreeping (en esta línea destacan obras como «Método abreviado para el idioma de los jardines» y sobre todo «El insomnio de las hormigas albinas»). Hay planos superpuestos. Hay frío. Cuadros blancos manchados de rojo como inviernos heridos. Estructuras sobrias y tensión de gamas igual que si el lienzo fuera un parlamento en el que dialogan los colores. La democracia posible del arte. La belleza¿ Igual que un arco iris en medio de un callejón. En cada una de estas obras nos adentramos como de noche en un bosque y las sensaciones nos guían. La intuición. Y vemos cometas coloristas. Paisajes evaporándose. Cuadros soñadores. Ramos de colores como una ofrenda de flores repleta de poesía: la beneficiosa convulsión que produce la imaginación. Al terminar de observar con calma y alma esta exosición uno se lleva también la impresión de que esta artista nos avisa con su obra de que el exceso de realismo desfigura el mundo. De que lo obvio adoctrina. De que necesitamos por eso siempre esa ampliación de los límites de la normalidad y esa intensificación de la existencia que nos aportan la imaginación y la belleza. Al terminar pues de ver esta exposición opera en nosotros su mensaje. Y por eso, como un hijo que mira amorosamente atrás, uno acaba en silencio diciendo gracias.