LITURGIA DOMINICAL
El trepa y el rescate
SIEMPRE hay un tipo que quiere medrar en el pueblo. ¡Es un «trepa!». Sólo busca conseguir sus intereses. Se las ingenia para que le introduzcan ante un personaje influyente. Con medios más o menos sutiles llega a decirle que tal vez él pudiera conseguirle esto o lo otro. Dicen los expertos en ciencias sociales que eso ha sido lo más habitual en nuestra sociedad rural. En realidad, lo es todavía en el mundo industrial. Y en el mundillo del arte y del espectáculo. ¡Pues anda que no se buscan enchufes para conseguir un premio literario! Otra característica del «trepa» es que intenta subir, pero él sólo. Ignora a todos los que le rodean, a menos que le sirvan para alcanzar las metas que se propone. No es extraño que suscite envidias, resentimientos y rencores. «¿Quién se cree que es?» En realidad, el «trepa» no ignora a todo el mundo. Por todos los medios intenta ir «colocando» a los miembros de su familia en puestos ventajosos. Que tengan seguridad y buen sueldo a cambio de poco trabajo. Eso ya es para él la antesala de la gloria. El estudioso norteamericano Bruce J. Malina ha utilizado el método socio-científico para comentar los evangelios. Según él, el esquema del tipo aprovechado y trepador explica muy bien la petición de Santiago y Juan, lo cual no quiere decir que la justifique. Los dos hermanos se unen para pedir a Jesús un puesto de honor y privilegio, olvidando a todos sus compañeros (Mc 10-3545). Naturalmente, éstos reaccionan indignados ante aquella cara dura de los dos hijos de Zebedeo, que pretenden desmarcarse del grupo. La pretensión de Santiago y Juan debió de ser meditada muchas veces en las comunidades cristianas. Desde muy pronto debieron de surgir los que pretendían usar la fe en el Señor para aprovecharse del Señor de la fe. Y de los hermanos en la fe, naturalmente. Las tres grandes apetencias del ser humano son el placer, el tener y el poder. En este capítulo décimo, el evangelio de Marcos las ha reunido para explicar cómo las entiende Jesús y cómo han de ser vividas por sus discípulos. El auténtico puesto de honor es el del servidor de todos. Una vida entregada Pero este relato no es sólo una reflexión social o moral. Es, sobre todo, y una vez más, una profunda revelación mesiánica. Importa saber cómo han de comportarse los discípulos. Pero más importa saber quién y cómo es su Maestro. ¿ «El Hijo del hombre no ha venido para que el sirvan». En Jesús se reflejaba la grandeza de Dios. Y sin embargo, el Hijo de Dios e Hijo del hombre no reclamaba una entrega servil de nadie. ¿ «Él ha venido para servir». Jesús prestaba su ayuda a todos los necesitados y abatidos. El Señor se convirtió voluntariamente en un esclavo. Él se atrevió a invertir la escala de los valores humanos. ¿ «Y dar su vida en rescate por todos». La cuantía del rescate exigido refleja la importancia de la persona secuestrada. Nuestra dignidad es grande si el rescate pagado es la vida del Hijo de Dios. - Señor Jesús, tu enseñanza y tu conducta ridiculizan nuestras absurdas pretensiones de grandeza. Gracias por tu ejemplo y por la vida que has entregado como rescate por la nuestra. Amén.