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Desafío extremo Pirámide de Carstenz

Calleja pasa la primera prueba

El aventurero leonés ha conseguido llegar a Papúa pero los continuos problemas entre las tribus, en pie de guerra, le han impedido hasta ahora acercarse a su objetivo final

Publicado por
Jesús Calleja
León

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Amigos lectores, puntualmente y vía satélite os escribo desde Papúa Nueva Guinea. Por fin he llegado hasta aquí, aunque todavía estoy muy alejado de la meta final que es la Pirámide de Carstensz, que como sabéis es la montaña más alta de Oceanía. Comencé el viaje en León y he tardado 6 días en llegar a Papúa. Hasta Singapur fueron 16 horas pero a partir de aquí he ido cogiendo pequeños vuelos de isla en isla por el Pacífico. Desde Singapur a Manado en la isla de Sualawesi, después a Macassar, continuando a Kota Sorong, que ni se donde está al igual que Manokwari, después la isla de Biak, la capital de Papúa Jayapura, y por fin Nabire, en la costa oeste de Papúa. Pero aquí me surgió el primer gran problema logístico. En Papúa es normal que existan continuos problemas entre las tribus. Se roban las mujeres, comida y en ocasiones son extremadamente violentos. Tal es la belicosidad en este momento que el Gobierno y las autoridades locales han prohibido prácticamente visitar el 99 % del país de Papúa y he podido llegar a donde estoy ahora porque dispongo de uno de los únicos seis permisos que se han concedido en este momento para escalar la Pirámide de Carstensz, que lo comparto con tres italianos y dos austriacos con los que he hecho muy buenas migas. ¿Cual es el problema inmediato que se nos ha planteado? Pues que desde hace unos días, y a pesar de tener permiso, no podemos acercarnos a la montaña por ninguna de las rutas, pues se ha prohibido terminantemente caminar por la selva que conduce a la Pirámide de Carstensz dado que las tribus son tremendamente peligrosas y están en pie de guerra. Después de muchas discusiones con las autoridades civiles y militares de la zona, hemos encontrado una solución, muy costosa económicamente pero no hay otra opción ya que nuestros permisos posiblemente sean los últimos que se concedan. La única posibilidad Hemos localizado a un piloto en la ciudad de Kalimantang, en la isla de Borneo, al que hemos pagado un tremendo sueldo para que llegue hasta Nabire (Papúa), donde estamos nosotros. Aquí alquilamos un pequeño helicóptero y hemos comprado seis bidones de combustible. También hemos alquilado una pequeña avioneta que nos llevará a una aldea llamada Enarotali, después regresará y transportará los seis bidones de combustible. Entre tanto ya estarán listos los documentos y permisos para poder volar el helicóptero hasta Enarotali. Una vez aquí, esperaremos a que las condiciones meteorológicas sean adecuadas para volar a las proximidades del campo base de la Pirámide de Carstensz, y de esta manera no tenemos que atravesar la belicosa selva. Esto ha convencido a las autoridades y nos han dado luz verde, pues estiman que a 4.100 metros de altura no llegarán las tribus en guerra ya que están desnudos y allí hace un frío tremendo, además de llover e incluso nevar casi de continuo. No puedo dar marcha atrás, pues la zona se está poniendo cada vez más peligrosa y si no aprovecho este permiso y el pagar a medias todos estos gastos con los italianos y austriacos creo que no podría terminar con éxito el proyecto «Desafío Extremo». Lo que verdaderamente me asombra es que, en pleno siglo XXI, en todo un inmenso país como Papúa existan tribus milenarias cuya única ropa es una calabaza que se ponen los hombres en el pene y una especie de minifalda de una áspera hierba seca las mujeres y cuya dieta alimenticia es la batata y, en ocasiones, algún cerdo. En dos días os seguiré informando de esta increíble aventura, sin duda tremendamente excitante. Jesús Calleja, desde el Pacífico. ESCRIBE: Siga la aventura en: www.jesuscalleja.es

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