En la vena
LLUEVE este octubre setero como no lo hacía en veinte años. Las aguas se conjuran para bajar en avenida y las tierras para tirarse ladera abajo en avalancha. Así viene siendo desde que se inventaron las orillas del río. Cada cierto tiempo ruge la torrentona. La tierra vive y resucita con el agua; y el agua es siempre bendición aunque solape algún crimen inevitable que muerde al inadvertido, al confiado o al temerario que se siente seguro al cruzar la reguerada porque tiene un granrobler , que es como llaman en mi pueblo al todoterrenal. El surco hecho adobe recocido alivia su secaño. Reverdecemos como lo hacen las eras en su otoñada esmeralda. Los aljibes pantaneros de la sierra leonesa en Huelva han de abrir sus aliviaderos porque alguien debió pasarse en rogativas. Se diluye la maldición de esa sequía pertinaz profetizada para tres años. Menos mal, aunque a la par que algunos ministros respiran con alivio, también aquí hay quien exclama, como en Italia, «¿piove?... ¡porco governo!» (¿llueve?... puerco gobierno). La vieja Marichón reza para que nieve también en igual medida. Y aquí le arrimamos una vela a este ruego. Sea así. Vinieron aguas y desbordóse alguna. A los titulares de la información salta la alarma. Los alcaldes del bajo Órbigo acusan a los confederados de la mala limpieza del río como causa de anegaciones. En la montaña donde el agua siempre tiene prisa los riachos y torrentines hacen también lo propio (y sus alcaldes lo impropio). Mala señal. Eso es que quieren dique, escollerona, contención y apretujar los cauces... es decir, seguir robando río, arramplar con el soto, nivelarlo, chopearlo hoy, construir polideportivo después y -qué apostamos- recalificarlo mañana. Han visto que en la capital y en los pueblones de influencia política ya lo hicieron y pretenden la obra hidráulica y agresiva como norma universal. Que me sujeten estas aguas, dicen consistorialmente. Como prueba del imperdonable delito de las riadas alegan que unos tallerines y una nave ganadera se inundaron estos días atrás. ¿Y quién les autorizó a construir en zona de riesgo y avenida?... Así, sobre el delito consentido y el robo de soto hay que añadir el robo del río al que quieren hacer canal. ¿Y quién recuerda la máxima china del «jamás construyas sobre las venas del dragón»...