CORNADA DE LOBO
Baba negra
MIS VIEJOS ríos leoneses bajan algunas veces por esta columna revueltos de furia, pidiendo lo suyo y queriendo campar por la anchura histórica que le adjudicó para su uso y embellecimiento la sagrada naturaleza, la diosa madre de lo que somos y seamos. Y cada vez que me pongo basilisco porque cruza por aquí un río robado y condenado a ser canal y alcantarilla, me silba en los oídos el ladrido mordido de algún alcalde encaramado en su escollera. Lo que asombra es que alegue que él sólo está defendiendo lo suyo, lo del pueblo... ¿Suyo?... ¿ese camino del agua que ha escrito en millones de años su sitio en este suelo?... ¿ese camino del agua que regularmente tiene moderado su caudal, aunque cada quince o treinta años se desmadre porque todo un mar que vuela colgado de las nubes cae sobre estas montañas?... ¿ese camino es suyo?... ¿del pueblo?... No jodas, Manolín. Y razona: al río le hemos ido robando lecho ancho, soto y pedrerona, bardal tupido, charqueras de decantación y brazos desde que los romanos y los monasterios medievales nos enseñaron a arrimarlo al molino propio. Pero jamás tanto como hoy que tenemos ingenieros con excavadora de cíclopes y hormigonazo al canto. Del viejo gabión de defensa hemos pasado al dique de asalto. Y perdemos la memoria de las riadas, de lo que es el agua cuado viene reclamando. Echando mucha escollera al robo vamos ganando... y tirando el futuro a un canal cloaca. Estos días bajan los telediarios cruzados de torrentonas que nacen en la inclemencia y mueren en el desastre. Casi todas las pantanadas despendoladas que vemos en las tierras gallegas son borbotón de lodo y baba negra convertidas ya en sudario que enlutece lechos fluviales y fondos de mar para que las almejas pillen un cáncer de pulmón y se ausenten de nuestras navidades. Estamos condenando al agua a olvidar la transparencia y su alma de cristal. Las viejas charqueras -hoy cegadas- hubieran ayudado en decantaciones y depuraciones. Ya vendrá alguien con cebada al rabo de este burro muerto, como muertas parecen las aguas del Órbigo que dejan secos en verano los grifos de Benavente porque es podredumbre concentrada y a los de La Bañeza en tiempo de riadas porque el exceso de caudal es también exageración de mierda y veneno... Pero seguiremos robando. No hay veda.