Las partículas en suspensión originan la mayoría de los fallecimientos prematuros
La contaminación del aire causa la muerte a más de 300.000 europeos cada año
Los efectos de la polución atmosférica se hacen sentir también sobre lagos y masas de agua
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho público un informe en el que se afirma que la contaminación del aire provoca anualmente el fallecimiento de dos millones de personas, la mitad de las cuales se producen en los países desarrollados debido a la polución atmosférica y a los procesos industriales. En la UE, la polución atmosférica causa al año más de 300.000 fallecimientos, una tasa cuatro veces mayor que la del sida, 1,6 mayor que la producida por leucemia y 1,5 veces más que la de los accidentes de tráfico. De esa cifra, 16.000 españoles mueren por cáncer y enfermedades respiratorias, sin contar los casos de asma, alergias y problemas circulatorios. Los contaminantes más peligrosos para la salud son las partículas en suspensión (restos de materia procedentes de la quema de los combustibles fósiles), el dióxido de azufre, el ozono y el dióxido de nitrógeno. Aunque los focos de emisión de las partículas son el transporte, la industria, las centrales energéticas y la agricultura, en los núcleos de población todos ellos se reducen al tráfico, responsable también de las emisiones de óxidos de nitrógeno, que favorecen la presencia de ozono troposférico y de lluvia ácida. Las partículas PM10, es decir, de 10 micrómetros de diámetro (1 micrómetro es 1 milésima de milímetro) pueden llegar hasta la parte superior del sistema respiratorio y los pulmones. Las «partículas finas», PM 2,5, (2,5 micrómetros de diámetro), son más peligrosas y penetran hasta los alvéolos. Las más pequeñas, de diámetro inferior a un nanómetro (0,000001 milímetros), acaban en el riego sanguíneo. Para reducir el número de muertes prematuras relacionadas con la contaminación, la UE fijará en la Directiva sobre calidad del aire valores límite a la presencia de contaminantes como los dióxidos de azufre y nitrógeno, los óxidos de nitrógeno, el benceno y el CO 2 y obligará a los Estados miembros a analizar y controlar la contaminación ambiental. Además, por primera vez, se incluye un contaminante que hasta ahora no se tenía en cuenta y que son las partículas PM 2.5, que afectan especialmente a las personas con problemas respiratorios. La medida supondrá una reducción del 20% de dichas partículas en las zonas urbanas más contaminadas. Efectos colaterales Además de afectar a la salud de la población, la polución atmosférica incide también sobre el medio ambiente. Sus efectos se hacen sentir sobre lagos y masas de agua habiéndose demostrado que todos los tipos de organismos integrantes de los ecosistemas de agua dulce son sensibles a la acidificación, produciéndose cambios en los niveles tróficos. Aunque los suelos presentan mayor resistencia que el agua a la acidificación, su grado de sensibilidad depende del espesor de la capa de humus, de la consistencia del sustrato y del tipo de roca. Uno de los efectos más importantes es el aumento de la movilidad con las consiguientes pérdidas por lixiviación de ciertos cationes metálicos de carácter básico (calcio, magnesio, potasio, aluminio). En cuanto a los bosques, las lluvias ácidas producen daños en las raíces de los árboles dando lugar a una pérdida de vitalidad y haciéndoles sensibles a plagas y enfermedades. Por último, la contaminación atmosférica también puede causar daños irreparables en los edificios atacando los materiales de construcción y acelerando los procesos corrosivos.