La demanda energética española se duplicó en las tres últimas décadas
La dependencia energética y la intensidad en el uso de los recursos energéticos en los procesos productivos y en otros sectores difusos, especialmente en el del transporte, han provocado que el consumo energético español se haya multiplicado por 2,5 durante el periodo 1973-2005. Esta tendencia claramente insostenible ha llevado a nuestro país a tener que importar el 80% de los recursos energéticos para cubrir la demanda existente. Así se recoge en el Informe de Sostenibilidad en España 2006, elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad, hecho público recientemente. Sólo en la década de 1990, el parque automovilístico se incrementó en un 45% y el consumo de energía primaria creció un 38% debido, en gran medida, a la venta masiva de electrodomésticos y en especial aparatos de aire acondicionado. Sólo en el año 2003 se vendieron más de 900.000 refrigeradores de aire y cada año se facturaron 20 millones de electrodomésticos. El informe señala que las emisiones de gases causantes del efecto invernadero crecieron un 48% entre los años 1990 y 2004, y que en el año pasado han podido subir hasta el 53%. También se destaca el impulso del proceso de litoralización, debido al turismo (supone el 11% del PIB) y a la mayor extensión que ocupan las redes de infraestructuras. Se advierte que a pesar del aumento de la actividad turística se están urbanizando las costas a un ritmo que no corresponde a la demanda real, lo que explica el cada vez menor índice de ocupación hotelera como sucede en el litoral mediterráneo y algunas localidades de Baleares y Canarias. El informe recoge también que la ocupación artificial del primer kilómetro de costa creció un 34% entre los años 1987-2000 y se recuerda la saturación que está sufriendo ya que el 60% de los ciudadanos viven en zonas costeras e insulares. En cuanto al clima, se recuerda que en el último siglo la temperatura media subió 0,6ºC y que las precipitaciones se han reducido en un 8%. Según el estudio, la tercera parte del territorio español está afectada por procesos de desertización siendo Murcia, Canarias y la Comunidad Valenciana las que tienen mayor superficie con riesgo de erosión. Igualmente, se advierte del riesgo para la cohesión social que supone una población creciente (un 3% desde 1998) a la que se une un progresivo envejecimiento, y el fenómeno migratorio. En este sentido, se recuerda que la llegada masiva de inmigrantes ha supuesto un incremento del 500% de la población en ese mismo periodo.