La OMS aconseja reducir la presencia de grasas trans en los alimentos
Las grasas parcialmente hidrogenadas o grasas trans son las responsables de un desequilibrio entre el llamado colesterol malo (LDL) y el bueno (HDL) a favor del primero, lo que provoca un claro incremento del riesgo de hipercolesterolemia, con el consiguiente aumento de la posibilidad de sufrir accidentes cerebrovasculares e infarto. Los expertos internacionales proponen incluir en todas las etiquetas de productos alimentarios información sobre la cantidad de grasas trans contenidas en los mismos, a fin de que los consumidores estén informados sobre la cantidad de estas grasa que ingieren diariamente. Las grasas trans se emplean para sustituir a las grasas saturadas y se obtienen mediante la hidrogenación, que es un proceso consistente en añadir hidrógeno al aceite vegetal. Según explica Marta Chavarrías en un informe de la Fundación Eroski, estos compuestos, que se calcula están presentes en el 40% de los productos, mantienen más tiempo el producto sin que se estropee, aunque se han asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares que las saturadas. Teniendo en cuenta los riesgos, Dinamarca en el año 2004 se convirtió en el primer país que prohibía estas grasas en concentraciones de más de un 2% en los alimentos. Ahora, el Departamento de Salud estadounidense acaba de proponer dos cambios en su Código de Salud. En primer lugar, apuesta por eliminar las grasas trans de todos los restaurantes de Nueva York y, en segundo lugar, obliga a notificar en la etiqueta del alimento el contenido de grasas trans que contiene. Un informe de la OMS sugiere que las grasas deberían representar entre el 15% y el 30% de la ingesta energética diaria total, y las grasas saturadas deberían constituir menos del 10% de este total.