CRÉMER CONTRA CRÉMER
El enchufe...
YO NO DIGO, líbreme Pablo Iglesias, que el enchufe, el enchufismo, sea una invención de los socialistas, ni de los del partido de Don Mariano, ni mucho menos de la unión de las izquierdas, ni de Los Verdes, ni de los morenos. No. El enchufe se produjo, en tiempos ya tan lejanos que se pierden con el polvo que levantan es o fue el producto natural de una sociedad absolutamente corrompida, formada en sus partes más sensibles y gobernantes en tiempos en los cuales el latrocinio no pasaba de ser el guión para una película de los artistas de turno, por ejemplo la Penélope Cruz de nuestro tiempo. Se produjo el término que conseguiría pasar al Diccionario de la Academia Española, en Madrid, y fue que un señor, de oficio electricista, insertó en la nómina política de un socialismo en el cual valía todo, comenzó a sacarle chupe a su condición de miembro del parlamento con tal afición y brío que no parecía sino que todos los cargos bien pagados se hacían a su medida y en él acabaron. Por esta acumulación de momios políticos fue calificado como Fulano el enchufista y al mismo tiempo que se celebraba su bautismo laboral y económico, se dotó al idioma castellano de un término que haría fortuna: Enchufe. Y cuantos desmanes se cometían con cargo al presupuesto, que eran ya muchos, aunque no tantos quizá como en la actualidad, adquirían naturaleza y nombre y apellidos de «Enchufista». Pues bien, o si se quiere y se prefiere, pues mal, el hábito al acaparamiento de cargos retribuidos y por tanto a la ocupación de estrados, escaños, solios y sillones se ha reproducido en nuestros días de manera tan escandalosa que recientemente, un determinado grupo político, puso en circulación un texto para la prensa, la radio, la televisión y las porteras arnichestas de Madrid, en el que se solicita la comparecencia de quien resulta responsable de tan lamentable reproducción, para general conocimiento y demás efectos, si se produjera alguno. Por prudencia, por justicia y por templanza no vamos a decir el nombre de quienes manejan las cartas de esta baraja de tahúr, sino sencillamente, para vergüenza de la población civil, militar y eclesiástica, vamos a recoger alguno de los títulos, cargos, o momios que resultan motivos de quebranto económico nacional: Pedir explicaciones sobre las contrataciones con el Ciemat, en las que aparece la contratación de la hija de Javier Solana o del marido de la diputada berciana Charo Velasco, además de la vinculación del Ciemat con empresas que dirigen el hijo del director general del Ciemat y el hijo del ex presidente del Gobierno, Felipe González...» Recogido lo cual ya nos explicamos en el pueblo que no queden puestos de trabajo para Casildo o para Prudencio, que aspiran a algo para poder salir del pozo... ¡Le digo a usted, señor guardia! Que ya lo dejó dicho el refranero, tan sabio: «La vista en el ideal y la mano en el cajón del pan».