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Publicado por
Antonio Núñez
León

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DICEN que la llegada del charnego Montilla a la presidencia de la Generalitat ha cogido con el paso cambiado a los danzantes de la sardana dominical en la salida de misa de la Sagrada Familia, obra de Gaudí, el que se pasa los días sentado debajo de un sombrero en la acera de Botines, para entendernos. A consecuencia de ello se ha quedado otra vez sin mando en plaza la sagrada familia nacionalista de CiU, que ha sido desplazada, como se venía diciendo, por uno de fino apellido cordobés (Montilla), el hijo de un guardia civil maño (Carod-Rovira) y un comunista reconvertido en cocodrilo lacoste ecologista por aquello de la supervivencia de los dinosaurios (Saura), que es lo menos parecido a la burguesía catalana de los paños calientes. Quién los ha visto y quién los ve y, sobretodo, quién los verá en el palco del Liceo, donde van a necesitar, por lo menos, tres. Hinchaban pecho antaño en tan selecto ambiente el tenor Carreras, al que bien podrían desinflársele ahora las subvenciones, así que no hace falta que te desabroches la pechera, nen, y la soprano Monserrat Caballé, que tenía a punto de reventar al wonderbra, no había más que verla. Desde la perspectiva de un charnego potencial, que se quedó en cazurro a secas por no emigrar a tiempo, cavila uno debajo de la boina que estos dos van a pasar al top-manta y que, como Julio Iglesias después de lesionarse de portero en el Real Madrid, va a triunfar otra vez esta temporada Peret, el inventor de la rumba catalana. Algunos columnistas se columpiaron bastante negando tal posibilidad después del famoso «pacto del tabaco» entre Zapatero y Artur Mas, cuando Maragall, que no fuma, salió con el bigote chamuscado. Este último pesaba poco en el PSC, según se vio después, pero Montilla, con ser más bajo que Pujol, ya le ha dicho al de La Moncloa que empuje para arriba él mismo al Carretas y la Caballé para que Mas siga haciéndole de péndulo en las próximas elecciones generales, si puede. Hacen falta espaldas muy anchas y Zapatero no las tiene. Montilla, que comparado con Pujol hasta cae simpático, aunque sólo sea porque parla el catalán con el desparpajo del ustedes-vosotros , se ha hecho el amo de la era de Els Segadors. Le recriminan ser de Córdoba, la llana, y no haber pasado del bachillerado, pero, según su compatriota el gitano Peret, que tiene la doble nacionalidad, eso no es problema para encabezar la lista de los cuarenta principales en Cataluña. Y puede que hasta de cincuenta o más, visto cómo proliferan allí los partidos políticos, según el trío Ciutadans per Catalunya. Posiblemente los jóvenes, que ahora se dan al rap y los más existencialistas a las letras de Joaquín Sabina, no hayan oído hablar de Peret, pero, para movida, la suya y especialmente aquella rumba que ahora refleja como ninguna los vaivenes entre la Generalitat y La Moncloa: «Un borriquito como tú/ tururú/yo sé más que tú», etcétera. Y es que, en tocante a gente que se suponía votada para trabajar como burros al servicio del Estado, ni Montilla, el bachiller raspado, ni Zapatero, abogado de togada familia, nunca se han deslomado, y menos antes de laborar la cosa pública. El otro día llegó a casa mi historial de cotizante de la Seguridad Social, que resumiendo ponía: «ha pagado usted durante treinta y pico años, pero le quedan aún la tira si quiere que lo prejubilemos». Y no es por nada, pero, comparando mi curriculum con el de esos otros dos, hace ya tiempo que servidor debería presidir la ONU, según dice mi santa madre. Como fuera de mi pueblo todos son meganacionalistas y superautónomos, lo que pueda pasar del Bernesga o del Órbigo para allá a mí personalmente me la suda, menos las riadas de la ministra Narbona cada vez que avisa de que arrecia la sequía. Como si quieren poner al compañero Maquinavaja , el chorizo más profesional de las Ramblas, de jefe de los mossos d'esquadra, el cual por el acento debe de ser paisano de Montilla, si no colega. El culebrón catalán no da para Mas. Por lo que respecta al de Euskadi, con el etarra Iñaki de Juana Chaos -unos veinticinco muertos que carga el angelico en atentados, éste sí que tiene anchas las espaldas- ahora en huelga de hambre a base de jamón york, lo más que se puede hacer es recomendar la visión en casa del conocido filme «Airbag», porque en el portal te pueden pegar un tiro, del director Juanma Bajo Ulloa, donde se narran a lo Torrente las desventuras nacionalistas de un narco gallego y cierta dama del Ampurdán que perdió el anillo de casada en una casa de putas. Al final le bailan el aurresku, a un lendakari que, al salir del coche oficial, resultó ser negro. No se la pierda usted en el videoclub de la esquina, porque es muy instructiva sobre nacionalismos de tragicomedia.

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