Los animales de granja y de laboratorio estarán protegidos por la ley en la UE

Hay que remontarse a 1974 para encontrar la primera legislación reguladora de la protección animal, dedicada exclusivamente a su matanza. En los años siguientes se fueron desarrollando nuevas directivas comunitarias hasta llegar al año 2004 en el que se estableció su protección durante el transporte. La UE se ha propuesto, por razones éticas y morales y por la protección de los alimentos y de los animales, mejorar las normas comunitarias para limitar su uso y fomentar métodos alternativos que aporten la misma información, pero eviten la experimentación animal innecesaria. En este sentido, ha elaborado un Plan de protección para el bienestar de los animales cuyo objetivo es que a partir del año 2010 se comercialicen productos etiquetados con una marca de calidad que garantice su protección durante el proceso de elaboración de los productos derivados de ellos. Se contempla, igualmente, impulsar el uso de métodos alternativos al experimento con animales, ya que se calcula que cada año se utilizan más de 10 millones, la mitad de los cuales se destinan a la investigación y al desarrollo de la medicina. Desde la UE se indica que en lugar de utilizar conejos (200.000 al año) para detectar los efectos de los medicamentos, se empleen células humanas, se recurra a modelos informáticos o a la extrapolación de los datos ya conocidos. En España, el Ministerio de Agricultura traspondrá la normativa comunitaria en la futura Ley de Protección de los Animales de Producción y de los Utilizados para Experimentación y Otros Fines Científicos, que obligará a que el transporte de animales de granja se produzca en el menor tiempo posible, en condiciones «dignas», con agua, alimento y descansos, para evitar que tengan sufrimientos inútiles. En el texto se contempla también la prohibición de investigar con animales si esto les produce daños o sufrimientos inútiles; abandonarlos, matarlos por perversidad o permitir que se escapen del laboratorio, así como fomentar métodos alternativos que aporten la misma información, pero eviten la experimentación animal innecesaria. Además, las instalaciones de cría o investigación con animales deberán figurar en un registro.