Diario de León

La chica llevaba años viajando sola porque necesitaba el dinero para ayudar en casa

La madre de la modelo muerta pide a las familias que vigilen a sus hijas

Todos los medios latinoamericanos aplauden el filtro de la pasarela Cibeles contra la anorexia

Miriam Reston mostraba una foto de su hija cuando estaba sana

Miriam Reston mostraba una foto de su hija cuando estaba sana

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Ana Carolina Reston, la modelo brasileña de 21 años que falleció el martes por culpa de la anorexia, llevaba más de dos años y medio con serios problemas de alimentación, y no atendía las peticiones de su familia para que comiese. Ahora, su madre, Miriam Reston, se lamenta de lo ocurrido y alerta a las madres de las otras modelos: «Pido que se ocupen de sus hijas y que no cometan el mismo error que yo. Ella me pedía que no la obligara a comer y yo no la obligaba». El único consuelo que le queda es que el caso de Carolina «sirva de lección para las adolescentes» que sueñan con triunfar en el mundo de la moda. La de Carolina es la segunda muerte en pocos meses por el mismo motivo entre modelos profesionales -la primera fue la uruguaya Luisel Ramos, que en agosto, tras un desfile en Montevideo, murió de un infarto- y esto ha desatado la alarma en Sudamérica. Los medios de comunicación de la región aplaudían ayer la decisión de la pasarela Cibeles de exigir un índice de masa corporal mínimo de 18, frente a casos como el de Carolina, que llegó al 13,5. De hecho, ella misma, que con 1,74 metros tenía una talla 36-38, era tildada de gordita en sus comienzos, de ahí su interés por adelgazar que la llevó, en los últimos tiempos, a alimentarse sólo de manzanas y tomates. Cuando comía algo más corría al baño a vomitar: «Tiraba de la cisterna para que no la oyésemos», comentó su prima. La situación de Carolina se agravó cuando comenzó a viajar por todo el mundo sola. Su madre no podía pagarse los billetes y la chica se acostumbró a no comer, hasta el punto de que en Japón una agencia alertó a Brasil de su delgadez. Todo el dinero que ganaba lo enviaba a su familia, que no atravesaba un buen momento: la madre vende oro y le robaron cuatro kilos, mientras que el padre comenzó un tratamiento contra el alzhéimer. Carolina no tenía seguro médico y su ingreso fue en un hospital público. La muerte de Carolina -que pasó por las agencias Ford, Elite y últimamente L'E-quipe- desveló casos dramáticos en el mundo de la moda: desde modelos que con 54 kilos les obligan a adelgazar hasta la historia de una chica que fue enviada a Nueva York por su agencia y allí le dijeron que se pasara una semana en la cama, durmiendo, sin comer, para poder ser una top.

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