Entrevista | Enrique Rojas Marcos |
«La mujer es superioral hombre»
El psiquiatra granadino analiza la variada gama de trastornos psicológicos en su libro «Adiós depresión» del que ya lleva vendidos setenta mil ejemplares en sólo dos meses
No suele ser una persona de juicios rotundos. Ni mucho menos extremistas. Sin embargo su reciente conclusión sobre la especie humana: «En estos momentos la mujer es superior al hombre» va a levantar polvareda. Y algunas ampollas. El psiquiatra Enrique Rojas (Granada, 1949) analiza en su último libro «Adiós, depresión» (Temas de Hoy) la compleja psique que rige nuestros comportamientos. -¿Por qué es superior la mujer? -Porque es más completa. -¿En qué? -A la mujer le exigimos que sea madre de familia, esposa, amante, trabajadora, vigía de los estudios de los hijos... Es decir, para ella no existen las horas extraordinarias. Su vida, en muchos casos, es una ininterrumpida sesión de horas extraordinarias. -También hay hombres con una jornada laboral bastante extensa. -Sí. Pero el hombre, desgraciadamente, se limita a esforzarse en el terreno profesional y luego baja muchos enteros en el resto de exigencias. En la parte afectiva es un desastre. Cada día más. -Explíquese. -Al hombre, de siempre, le ha costado expresar sus sentimientos. No podía demostrar debilidad. Estaba mal visto. Ahora, con la democratización de las relaciones afectivas y sexuales, se ha agudizado el problema. Tiene terror a adquirir compromisos afectivos. Desea el ascenso profesional, es su refugio, y se olvida de todo lo demás. -Y cuando llega a la cima sobreviene el desencanto. Porque tampoco era eso. -Exacto. -O sea, somos un desastre. -No todo el mundo cae en ese error. Lo que sí es cierto es que las personas que sobrevaloran el triunfo material y subestiman las relaciones afectivas nunca pueden ser felices. No siquiera razonablemente felices, que es a lo que podemos aspirar. -¿Usted le cuenta todo esto a sus pacientes? -Sí. -Qué le responden. -El otro día llegó a la consulta un abogado de cincuenta y pocos años. Se había enamorado de una jovencita de veinticinco que trabaja en su bufete. Tiene una mujer y tres hijos. La mujer, desde que se enteró, está destrozada, dos de los hijos con fracaso escolar y él se nota intranquilo, no duerme. Ha caído en una depresión. Este caso es frecuente entre los cincuentones y tiene un nombre en psiquiatría. Se denomina 'síndrome del último tren'. Edad crítica -Antes la edad crítica eran los cuarenta. Ahora los cincuenta. -El 40% de las rupturas matrimoniales actuales las protagonizan hombres de más de 50 años. Si la ruptura va acompañada de una depresión, como el caso que he referido, resulta difícil de curar. Las depresiones exógenas son mucho más difíciles de tratar que las endógenas. -¿Cuál es la diferencia? -Las endógenas son incomprensibles, no hay nada aparente que las motive, pero se curan en poco tiempo. Un caso concreto: aparece una paciente con antecedentes depresivos en su familia. Te dice que en primavera se pone triste y se quiere morir. En dos o tres semanas, con un tratamiento adecuado, se cura. En cambio las exógenas se comprenden fácilmente, pero ofrecen mucha más resistencia. ¿Qué le dices al abogado que se ha enamorado de una jovencita y no lo sabe asumir o no lo quiere asumir o ni él mismo sabe lo que quiere? ¿Le recetas una pastilla? -Usted sostiene que el 90% de las depresiones se curan. -La medicina avanza a pasos agigantados y la psiquiatría no se está quedando a la zaga. Hasta la depresión más endiablada tiene remedio. Tardaremos más o menos, pero la mayoría acaban desapareciendo. -¿A qué se debe el éxito de un doctor tan 'borde'como House? -Volvemos al problema anterior: lo masculino sobrevalora la eficacia profesional y desprecia los sentimientos. Pero tampoco es verdad. Un hombre, o una mujer, que reniega de los afectos, o los esconde, es una persona mutilada. Y ella, además, lo sabe. -El doctor House diría: «Doctor Rojas se le acusa de ser un elitista, que sólo atiende a los de su cuerda». -Le respondería con tranquilidad de conciencia que no es cierto. Por mi consulta pasan pacientes de todas las ideologías, del Atleti, del Madrid, y de todos los estratos sociales.