| Crónica | Decir «no» al consumo |
La Navidad¿en octubre?
La Navidad ha registrado en los últimos años un proceso de estiramiento que, para espanto de unos y regodeo de otros, permite contemplar a finales de octubre las tradicionales luces en las ciudades y las montañas de turrones en los supermercados. Sin embargo, consuela saber que parece improbable que en algún momento llegue a coincidir el alumbrado navideño con la horchata playera por una simple cuestión de mercado: el límite está en otra fiesta de consumo, Halloween, el 1 de noviembre. Esta es la impresión del Luis Miguel Miller, del Instituto de Investigaciones Sociológicas Avanzada de Andalucía, quien cree que la sucesión inmediata del escaparate de las calabazas por el de Papa Noel, como ya ocurre en Estados Unidos, es cuestión de pocas temporadas en España. «Como cualquier otro tipo de celebración, la navidad se rige por los dictados del mercado». A su juicio, estas actitudes son un síntoma más de la secularización de la sociedad que convierte las fiestas en ocasiones de consumo. El problema es que esto «choca» al ciudadano español por el contenido religioso y tradicional que han tenido estas fechas, pero Miller vaticina que conforme se vaya perdiendo el componente religioso se aceptará con naturalidad. Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2004, un 41 por ciento de los españoles admite que gasta el doble o más en estas fechas y un 50 por ciento reconoce que gasta más. Un 55,3 por ciento asocia las fiestas al aumento de gastos, un 40 por ciento las considera una fecha familiar, un 52 por ciento «días de ilusión para los niños» y algo menos de un 30 por ciento las relaciona con su significado religioso. Lo que hace unas décadas se contemplaba como un «impudor» -la Navidad en España empezaba pocos días antes de Nochebuena- ha sido asumido por las nuevas generaciones y también por las administraciones. «De hecho, las luces del alumbrado público ya no tienen contenido religioso», agrega la socióloga, que afirma con asombro haber visto publicidad de la lotería de navidad en agosto. Sin embargo, reconoce Fernández-Cid, cuando se pone en marcha una estrategia de estas características o se incurre «en una de estas aparentes osadías», es seguro que las empresas han valorado las consecuencias al milímetro. Por su parte, asociaciones de consumidores como UCE critican el adelanto porque el afán de incrementar el consumo genera graves problemas en una sociedad cuyos niveles de endeudamiento superan la capacidad adquisitiva de muchas familias. Por ello insisten en el consumo responsable y no caer en la trampa de la compra compulsiva.