Ruina de montes

AHÍ DONDE sueltan pedos de obús y llueven bombas llora la tierra metralla y sepultadas historias de un gigantesco crimen paisajístico y medioambiental como pocos, porque resulta ser aquello hoy un campo militar de tiro y, dos mil años atrás, el campo de la codicia más extenso y bestia de la minería romana del oro, Teleno al fondo y, al pie, alfombra maragata desollada y removida por el arado de un cíclope obsesionado en ordeñarle a los terrenos morrilleros de aluvión la pajuela de oro nativo que duerme entre las gravas. Gritos pocos y voces mil claman estos días exigiendo el desmantelamiento del campo de tiro y la clausura del pepinazo gratuito que ha dejado sordo al dios Tilenus, dormido hoy en su pachorra chamuscada, cómplice por no replicar a los cañones con las furias tonantes de su hermano Júpiter capitolino. Hay que apear a san Petardo del retablo maragato al que en barato (por dos perras) lo auparon manu militari con un decreto-golpe que publicó el boletín oficial el mismo día que Tejero entraba en el Congreso a ensayar su tejerada. Hay que detener la zarracina de faunas fritas y robledales de corteza aburada y sin retoños. Se exige traer al ministro de la oreja y ponerle de rodillas ante el crimen polvorero para que cumpla lo que prometieron y ordene la retirada perpetua de tropas y misiles. Al efecto se carga hoy el argumento en la inmensidad arqueológica que, al parecer, suponen las salvajes labores mineras que dejaron escritas los romanos en las dos vertientes del Teleno con escombreras monumentales, arrastres de un tsunami de picos y palas, murias como murallonas derruidas, furaconas con la entraña robada (y otros furacos excavados anteayer por lugareños al salto clandestino, bujeros entibados que hoy quieren hacer pasar también por romanos), ocelos como cráteres, reguerillas y presas, balsas, aridez removida... Hay dudas sobre el valor arqueológico de toda esa tierra removida. Eso fue salvaje mina a cielo abierto. Hoy sería crimen ambiental que nadie permitiría, brutal ruina montium , montes quebrantados, escombrera minera que la ley exigiría restaurar, aunque nos valga el argumento romano para que dejen de bombardear y no sea aquello más desierto que el ya creado por la pobreza del suelo y la despoblación. Lo que fue crimen ¿es hoy gloria?...