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Adultos de un metro y poco

Cruz Roja celebra el Día de la Infancia con una exposición viviente en la Plaza de Botines, para reivindicar que los derechos de los niños tengan la misma vigencia que los de los mayores

León

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El derecho a no pasar frío debe estar contemplado en el cuarto punto del decálogo, seguramente. Es allí donde reza que el niño ha de tener una alimentación, una vivienda y una atención médica adecuada. Pero a veces, por predicar con el ejemplo, hay que saltarse principios básicos, y la colección de voluntarios que Cruz Roja en León reclutó para celebrar el Día de la Infancia, hubo de sufrir en carnes propias los rigores de este otoño ya invernal que muchos pequeños padecen en otras latitudes del mundo, sin opciones de irse luego al hogar a calentar las manos, porque ni hay de lo uno, ni hay de lo otro. Educación para la convivencia es un programa que ha puesto en marcha la organización no gubernamental en León, con el objetivo de conocer los mecanismos que rigen en la violencia, para atajarla y anularla. Se trata de promocionar todas aquellas conductas que previenen los malos tratos, en todas sus variantes, y la función de los medios de comunicación en este sentido. «Se trata de saber que el conflicto tiene su parte positiva y que hay que saber superarlo como parte indispensable del desarrollo personal», reza la misiva emitida por la organización, que empleó buena parte de la tarde en la misión. Así que, por una vez, las desgraciadamente habituales reuniones de Los lunes in sol , el colectivo que protesta contra la violencia de género, sumó su crítica a la de número, porque esos locos bajitos de metro y pico escaso, también tienen derechos, como los mayores, y en muchos casos, tan notables o más que los de la sociedad adulta. Carteles humanos Para escenificar el asunto, los voluntarios se convirtieron en carteles humanos andantes, que se dedicaron a martillear la conciencias de los viandantes con textos y discursos destinados a penetrar en lo más hondo de las conciencias sociales, con el fin de reiterar la necesidad de hacer frente a las otras tareas domésticas: «Haz los deberes, respeta nuestros derechos». No hay diferencias de razas ni credos. Sobran los padres que no protejan adecuadamente el crecimiento sano de un niño. No puede haber ningún canijillo sin nombre ni nacionalidad, y mucho menos sin educación en los supuestos de disminución física o mental. Queda absolutamente prohibido no comprender a lo más pequeño de la casa, y mucho menos limitar la protección en casos de peligro. Abandono y explotación, se borrarán del diccionario. Solidaridad, se escribirá con mayúscula. Y todo esto, se aplicará por obligación.

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