Romanticismo y epopeya

El Señor de Bembibre es una las obras de referencia para el romanticismo español y uno de los estandartes de la literatura leonesa de todos los tiempos. Su autor, el villafranquino Enrique Gil y Carrasco, puede muy bien ser considerado el autor leonés más universal, y no en vano ha sido en ocasiones más estudiado, divulgado y valorado fuera de las fronteras españolas que en su propio país. Mañana, el Diario de León entrega a sus lectores el primer tomo de El Señor de Bembibre dentro de su monumental Biblioteca Leonesa de Escritores y al precio de tan sólo 1,50 euros. Tras Cuentos del noroeste mágico, del también villafranquino Antonio Pereira; El espíritu del páramo , del lacianiego Luis Mateo Díez; y Ávida vena , del poeta Antonio Gamoneda, nacido ovetense pero que vive desde los dos años a la sombra de la Catedral, llega mañana a las manos de los lectores del Diario la «madre» de las novelas históricas en castellano. El proyecto editorial de la Biblioteca Leonesa, una de las iniciativas con las que el periódico festeja este año su primer Centenario, llevará más de medio millón de libros hasta los hogares de León para compartir con la gente de esta tierra un cumpleaños tan señalado. Muy popular en su época La historia de un amor puro y pleno, el de don Álvaro Yáñez, señor de Bembibre, y de doña Beatriz Ossorio, contada con la pulcritud, el ritmo y el gusto por el detalle que caracteriza el estilo de Gil y Carrasco, fue en su tiempo novedosa y rompedora por muchos motivos, además de un texto best-seller , enormemente popular nada más ver la luz y que conoció diversas reediciones. En especial, es el primer libro del romanticismo español que se fija en los perfiles de un paisaje concreto, los describe, los valora y los canta. Este paisaje es, claro está, el del Bierzo. Peñas, laderas y pueblos, lagos plácidos como el de Carucedo, las asombrosas Médulas, los castillos y plazas fuertes bercianas. Así lo puso de manifiesto el prestigioso estudioso Ricardo Senabre en el pasado Congreso de Literatura Leonesa que también organizó el Diario. Antes, el paisaje era un mero decorado indeterminado, caracterizado sólo por su bucolismo. Eran símbolos, alegorías. «La conquista del paisaje es una conquista tardía -había dicho entonces Senabre-, y esa conquista es precisamente obra de un leonés, Enrique Gil y Carrasco». El prólogo de esta obra (el sábado que viene se entregará su segunda parte) ha corrido a cargo del escritor e investigador berciano Jovino Andina Yanes. Además de El señor de Bembibre, Gil y Carrasco, que murió en Berlín en 1846 (había nacido en 1815, aún se conserva su casa blasonada en Villafranca), también cultivó la prosa costumbrista, la crítica literaria y los artículos de viajes ( Bosquejo de un viaje a una provincia del interior, Los Maragatos , Los Montañeses de León , Los Asturianos ...). Así pues, buena ocasión ésta para volver a leer aquello de: «En una tarde de mayo de uno de los primeros años del siglo XIV, volvían de la feria de San Marcos de Cacabelos tres al parecer criados de alguno de los grandes señores que entonces se repartían el dominio del Bierzo».