Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Cataluña está que vota

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

NO ES FÁCIL para un castellano-leonés calar hasta los entresijos del cuerpo místico de Cataluña. Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona, por no citar como referencia sino a los epicentros de la vida total de una parte principal de España, y penetrar en la cámara oscura que todos los pueblos cuidan. El ámbito catalán para un charnego es siempre un misterio que resulta difícil descifrar. Y ello pese a que una parte muy principal de lo que sin duda debe entenderse como texto cultural inapreciable, pero sensible, ha estado presente en los momentos álgidos de su biografía en Cataluña. En Cataluña fueron Ángel Pestaña, y Buenaventura Durruti. Cuando sonaron las trompetas bélicas, un leonés, Durruti, se hizo responsable del rescate de la Cataluña acosada. Cataluña, lo aceptamos o no los charnegos, es tierra liberada, con reparos, claro es, pero es de fiar. Cuando (por poner un ejemplo de su «talante» social y cultural en su relación con el resto de la península) cuando, repito, por sinrazones de difícil entendimiento, a uno de mis compañeros de aventuras le cerraron todos los campos y pusieron guardia con tercerola en todos los centros de trabajo, fue Cataluña, las gentes catalanas las que dispusieron los mecanismos de la recuperación. Los pueblos y los hombres del interior han sido siempre demasiado pobres como para preocuparse de las necesidades del prójimo. Así que se anuncia la acción política más característica de la vida pública, las elecciones, Cataluña se encierra en sí misma, y analiza la situación. Naturalmente, mirando por sus intereses, lo mismo que hacen los astures y los cántabros y los andaluces, pues de pan viven los pueblos. Y eligen o toman la determinación, derivada sin duda de su naturaleza liberal y de la influencia que sobre su estructura social y política ejercieron lo emigrantes del interior, (republicanos de Lerroux o ácratas de Durruti o de los Montseny), de abrir la zanja de las diferencias. Y no vota, de la forma casi sacral del resto de la comunidad hispana, sino que se abstiene, proclamando de esta manera lo que el elector en general piensa y teme de los elegidos. Así esta vez, también, la casi mitad del censo se ha abstenido y no vota y deja ese menester para aquellos que se prestan a pelearse por el plato de lentejas del poder. Tal vez de esta condición individualista del catalán, y del respeto que al fin conserva de su condición cultural, se derivan los méritos y los deméritos que encubren y mediatizan todos los actos de su vida como nación de naciones, que dicen los exagerados. Porque dicen lo que quieran decir las mentirosas urnas, Cataluña no es en puridad sino una de las porciones nobles de la totalidad española y no cabe ni remotamente de que este acto precursor del futuro, puedan desprenderse facciones liberticidas o rompedoras. De tal modo cabe entender esta situación política en general, que sin Cataluña no sería posible concebir España, como sucedería lo mismo con Andalucía o con Galicia, en trance de abortar un engendro autonómico eludiendo el sagrado compromiso de ser España. Cataluña ha votado con cautela. Lo que hace falta es saber si conseguirá componer un gobierno equilibrado, sin romper la vajilla.

tracking