A CADA DÍA SU AFÁN
El Papa y los relojes de Atatürk
EL VIAJE de Benedicto XVI a Turquía había de ser un viaje pastoral y ecuménico. El pastor tenía que ir a confortar a los pocos católicos -apenas un 0,4 %- que viven perdidos en medio de una población de setenta millones de musulmanes. Y tenía que ir a devolver visita al patriarca ecuménico Bartolomé I. Eso era lo importante. Pero los ecos de aquella cita en la lección de Ratisbona, hábilmente sacada de contexto por unos y por otros, y, sobre todo, el deseo de Turquía de entrar en la Unión Europea han estado a punto de convertir este viaje del Papa en un acontecimiento de alta política. Reticente al principio y oportunista después, el premier Erdogan ha querido que el visitante le abra las puertas de Europa. El Vaticano ha aclarado que la Santa Sede no tiene ningún poder decisorio en esas cuestiones. Ni Turquía ni los países musulmanes tienen nada que esperar de la Santa Sede en el plano político. Tampoco tienen nada que temer de su confesión cristiana. Muchos han recordado estos día la frase de Jesús: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Siempre nos ha costado aceptar esa separación de poderes, ya explicada en Salamanca por Francisco de Vitoria en el siglo XVI. Y, sin embargo, de la autonomía de la autoridad política brota toda la civilización occidental. La sana laicidad del Estado dimana de aquella afirmación evangélica. Hace poco el Papa había recordado al presidente de la República Italiana que la Iglesia y el Estado están al servicio del único ser humano. Desde sus respectivas competencias han de prestar atención a las necesidades integrales de la persona. De nuevo con el Evangelio, hay que recordar que no sólo de pan vive el hombre y no sólo muere de hambre de pan. Necesita también un sentido para la vida y una esperanza que trascienda los horizontes inmediatos. Si el Estado no puede imponer la práctica de la religión, tampoco debe impedirla. Caído el imperio turco, Kemal Atatürk quiso para Turquía un estado laico y democrático. A pesar de la devoción que el país profesa a aquel gran estadista, faltan muchos pasos todavía para que la sana laicidad impregne el estilo de ese enorme país, puente entre dos continentes. Seguramente es una utopía pensar que el gobierno turco puede impulsar una reconstrucción -ciertamente parcial- de la antigua basílica que guardaba en Éfeso los restos del apóstol San Juan. Pero se podría esperar para los cristianos un respeto como el que los musulmanes solicitan en los países con mayoría cristiana. En ese aspecto, Turquía podría ser el otro puente entre las civilizaciones, con tal de que esas proclamas no se queden en simple propaganda política. En el hermoso palacio de Dolmabahçe, en Istambul, todos los relojes están parados a las 9:05, la hora en que murió Atatürk el 10 de noviembre de 1938. Se comprende el significado del gesto, pero habrá que mirar al presente y preparar juntos un futuro de paz y de concordia. Día 2, sábado Fiesta de la Inmaculada (Seminario Diocesano, Astorga, a partir de las 12,30 h.) Día 3, Domingo I de Adviento Inauguración del Adviento por el Sr. Obispo (S. I. Catedral, Astorga, 12 h.) I Centenario de la Sociedad de las Conferencias de San Vicente de Paúl (S. I. Catedral, León, 12 h.) Catequesis Episcopal de Adviento (Basílica de San Isidoro, León, 17 h.) Encuentro Joven de Adviento (Parroquia de El Salvador, León, 20 h.) Día 4, lunes Formación Permanente del Clero («Ministerio de la Palabra y evangelización», P. Jordi Gibert, León, 11 h.) Día 7. jueves Vigilia de la Inmaculada (S. I. Catedral, Astorga, 22 h.; y Parroquia Ntra. Madre del Buen Consejo, León, 20,30 h.) Día 8, viernes, Solemnidad de la Inmaculada Concepción Misa Estacional (S. I. Catedrales de Astorga y León, 12 h.)