Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Otra vez lo del Prestige

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

ESTÁ CLARO, meridianamente claro, que los españolitos madre nos guarde Dios, no sabemos hacer bien las cosas: Montamos, por ejemplo, es un decir, un Ayuntamiento para la mejor estructuración pública y adorno de la ciudad y nos salen tahúres, malversadores y amigos de lo ajeno. Perseguimos con ahínco la construcción de viviendas para el mejor cobijamiento de jóvenes, ancianos y recién llegados en patera, y se convierten en pleitos de lo más difícil. Contamos con costas, (además de las de Levante), las costas gallegas, por ejemplo, y entre piratas y mercenarios, se nos llenan de barcos transportando productos peligrosos. Habilitamos las playas más placenteras para la satisfacción de turistas más o menos adinerados y acaban inundadas de fuel-oil, de materias de guerra o de transportes de armas. No damos una en el clavo. Hace ya cuatro años dramáticos, un barco griego, con tripulación mixta, se rompió en dos y el contenido petrolero se extendió por toda la costa, ahora sí que de la muerte, de Galicia, la Varona. Fueron días de expectación, de tragedia nacional y de sorpresa universal, pues resultaba inconcebible que en un tiempo de adelantos que es una barbaridad, un barco surcador de mares y vencedor de rutas de los sargazos, sin saber por qué se rompiera en dos, extendiendo su carga letal por todo el mar asomado al as tierras de promisión de Galicia. Se movieron tarde y no demasiado bien numerosos conjuntos técnicos, algunos venidos de centros científicos en donde se estudia, con éxito, la composición de la Luna y de Marte y se acorralan enfermedades que se consideraban incurables. Todos los habitantes de la Península Ibérica con carnet de puntos se pusieron a disposición del Gobierno de turno para luchar contra la invasión del líquido criminal, que dejaba en la desesperación y a dos pasos de la miseria a una de las porciones más entrañables de la Península Ibérica. Miles de voluntarios se prestaron a colaborar con quien fuera para erradicar la peligrosa acometida. El erario público abrió sus arcas para poner a disposición de la tierra sagrada y mártir los medios para la erradicación de la alevosa carga del «Prestige». Ante la imposibilidad de encontrar mejor forma de solucionar el gravísimo problema se llegó a una conclusión que se imaginó como venida de los dioses: Se encerraría en un sepulcro de cemento la carga criminal. Y miles, tal vez millones de toneladas de cemento se arrojaron al mar cubriendo aquella caja amenazadora que al fin garantizaba a los pescadores la facultad de trabajar, que es el vivir. Y cuando más confiados estábamos, se tuvo noticia de que por algún resquicio mal cerrado, se escapaba el líquido traidor, reanudándose la invasión de la muerte por las costas bravías de la Galicia de la desgracia. La noticia de este trágico despertar del fuel-oil o de lo que fuera, soliviantó el ánimo de los hombres de la tierra y de la mar. Y algo advirtió al común de los vecinos que esta vez, como tantas otras, no se habían hecho bien las cosas y nuevamente la desgracia envolvía a la tierra de Rosalía de Castro. Y lo perverso del caso es que conociendo los hechos, los autores y las víctimas, todavía no sabemos como librarnos de la amenaza.

tracking