La Junta destina dos millones para conservar el águila perdicera

El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha acordado la inversión de dos millones de euros, a repartir durante los próximos seis años, en el Plan de Conservación del águila perdicera. Uno de sus objetivos es poner medidas correctoras para tratar de poner fin a las dos grandes causas que provocan la elevada mortalidad de la especie, los tendidos eléctricos y la falta de presas, especialmente de caza menor, que constituyen su alimentación. La pérdida de la calidad de su hábitat motivado por los cambios en los usos del suelo, la proliferación de infraestructuras, el aumento de la masa forestal, el descenso en el número de presas, la colisión y electrocución con tendidos eléctricos, la persecución directa (disparos, trampas, cebos envenenados), las molestias ocasionadas por actividades recreativas en las áreas de nidificación y, posiblemente, la proliferación de parques eólicos cerca de los nidos, con el consiguiente efecto de barrera y colisión, son las amenazas más importantes que sufre la especie en España, y que acaban cada año con la vida de decenas de ejemplares. Aunque el área de distribución de la especie se extiende desde Indochina e India hasta el Mediterráneo (Francia, Grecia, Turquía, Sicilia, Cerdeña, Chipre), la península Ibérica y los países del Magreb (principalmente Marruecos), concentran las mayores densidades de ejemplares. La población europea está en declive desde la década de 1970 calculándose que existen entre 1.000 y 1.100 parejas. Nuestro país alberga el 70%, con unas 750 parejas reproductoras y, según el censo realizado en el año 2003 por el Grupo de Trabajo del Águila Perdicera, Andalucía es la Comunidad con mayor número de parejas (340), seguida de las de Valencia (108), Extremadura (93) y Castilla-La Mancha (80). En Castilla y León, su distribución se reduce a dos núcleos reproductores aislados entre sí, que suman en total unas 17 parejas reproductoras.