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Sus progenitores toman esta decisión tras saber que las facultades mentales no se desarrollan

Los padres de Ashley defienden su terapia para detenerelcrecimiento Wielgus, el espía ahora arzobispo

La niña, si el proceso médico se mantiene, seguirá el resto de su vida con 1,10 metros y 36 kilos de peso

Imagen de Ashley cedida por la familia de la niña y realizada en el transcurso del pasado año 2006

Publicado por
R. Romar - redacción
León

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Nuestra hija Ashley tuvo un nacimiento normal, pero sus facultades mentales y motoras no se desarrollaron. Durante años, neurólogos, genetistas y otros especialistas le hicieron muchos tratamientos y pruebas, pero no pudieron determinar un diagnóstico o una causa. Los doctores llamaron el caso encefalopatía estática de origen desconocido... Ahora, con nueve años, Ashley no puede mantener su cabeza erguida o cambiar su posi-ción al dormir, sostener un juguete, sentarse por sus medios, caminar o hablar. Depende de sus cuidadores en todo sentido. La llamamos Ángel de la almohada, ya que es tan dulce y se mantiene justo donde la dejamos, generalmente sobre una almohada». Con este testimonio se inicia el blog que han abierto los padres de Ashley, cuya identi-dad mantienen en el anoni-mato, para dar a conocer el tratamiento que dan a su hija y ayudar a las familias que se encuentren en el mismo caso. También lo han hecho para defenderse de los ataques y fuertes críticas que su decisión ha suscitado: frenar el crecimiento de su hija y esterilizarla para mantenerla de por vida como una cría de nueve años, aunque con una edad mental de tres meses, que no puede caminar, ni hablar, ni tragar. Le extirparon los pechos, le removieron el útero, le extrajeron el tejido mamario y le suministraron estrógeno para inhibir sus hormonas de crecimiento. El tratamiento se inició hace tres años, cuando la niña tenía 6 y después de que fuese autorizado por un comité de ética de Seattle (Estados Unidos) con la participación de cuarenta expertos. Fue, precisamente, la publicación del caso por parte de los médicos que llevaron a cabo la terapia en una revista especializada lo que dio a conocer la situación de Ashley a la opinión pública y lo que movió a sus padres a abrir una bitácora en Internet (http://ashleytreatment.spaces.live.com/blog/) para contar su versión de los hechos. «Estamos sorprendidos, -confiesan- del volumen y la magnitud de los comentarios críticos que recibimos», para, a continuación, mostrar la cruda realidad de la situación: «Ashley no muestra ningún progreso material en sus capacidades mentales desde que tenía tres meses, depende en absolutamente todo de nosotros, no puede ni sostener un juguete y no estamos seguros de que nos reconozca». Sus padres argumentan que mantenerla eternamente como una niña es la única solución para mejorar la calidad de vida de la niña. «Una Ashley más pequeña y ligera es más posible incluirla en la vida cotidiana de nuestra familia y en sus actividades. Podrá ser llevada a viajes y paseos más frecuentemente y podrá participar en más actividades en vez de quedarse en una cama mirando la televisión o el techo todo el día». ¿Simple comodidad para la familia o beneficio real para la niña? El debate se ha abierto en la sociedad norteamericana e incluso en la mundial y las críticas por parte de los detractores son cada vez más ácidas. «Es un paso más hacia esta sociedad de la convivencia», denunciaba un lector de un periódico de Seattle. Acto de amor Los padres, por contra, justifican su decisión como un acto de amor. «Ashley -escriben- da un montón de amor a nuestra familia y es un factor de vínculo en nuestras relaciones; no podemos imaginar su vida sin ella. Generalmente ofrece sonrisas y expresa su agrado cuando la visitamos, creemos que nos reconoce, aunque no podemos estar seguros. Ella inspira abundante amor en nuestros corazones, es una bendición en nuestras vidas». Y frente a las críticas de los grupos religiosos también se defienden: «El Dios que conocemos quiere que Ashley tenga una buena calidad de vida». Ashley, si el proceso médico sigue, se mantendrá toda la vida con un cuerpo de 1,10 metros y 35 kilos El arzobispo Stanislaw Wielgus asumió el cargo de metropolitano de la archidiócesis de Varsovia a pesar de las pruebas de que fue confidente de la policía comunista y espía del servicio de inteligencia polaco en Alemania, algo que él mismo ha admitido e incluso que pasó un cursillo de adiestramiento como espía.