La ley británica que garantiza la igualdad de gais, recurrida por grupos cristianos
Grupos cristianos han anunciado que recurrirán ante los tribunales contra una nueva ley británica que prohíbe, entre otras cosas, a un hotel rechazar a parejas homosexuales que soliciten una habitación con cama de matrimonio. Esos grupos argumentan que la ley, que ha comenzado a aplicarse ya en Irlanda del Norte, y que se pretende extender luego a otras partes del Reino Unido, representa una interferencia en sus profundas creencias religiosas. Un intento de lograr la revisión de esa ley fracasó la noche del martes en la Cámara de los Lores, donde 199 lores votaron a favor de su mantenimiento frente a sólo 68 que se opusieron. Los críticos de la ley argumentan que la misma obligará a propietarios de hoteles, escuelas, agencias de adopciones y hasta a fotógrafos de bodas a contrariar sus conciencias si no quieren exponerse a pleitos por discriminación. Problemas morales También señalan que un impresor cristiano, judío o musulmán podría verse igualmente obligado a publicar un folleto de publicidad de un club nocturno para homosexuales y que un profesor violaría esa ley si tratase de demostrar la superioridad del matrimonio homosexual sobre las alianzas de tipo civil entre homosexuales. En los últimos tiempos se han dado casos de discriminación contra parejas homosexuales en establecimientos turísticos, sobre todo en áreas rurales, según denuncia Keith Etherington, miembro de la Asociación de Abogados Homosexuales. Manifestación «Ahí es donde más problemas está dando la ley ya que hay casos de pequeños hoteles a los que se han presentado parejas que habían reservado una habitación y se han visto rechazadas por el dueño del hotel, que no sabía hasta ese momento que se trataba de una pareja homosexual», explica Ethering, citado ayer por el diario The Times . El Alto Tribunal de Belfast tendrá que pronunciarse en marzo sobre ese recurso presentado para que se revise la ley, contra la que se manifestaron esta semana varios centenares de cristianos a las puertas del Parlamento londinense. Quienes apoyan la ley argumentan que se trata simplemente de que los homosexuales gocen del derecho a no ser discriminados que se reconoció ya en 1998 a las personas de distinta fe religiosa.