Diario de León

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LOS JARRAIS y el Frente de Juventudes del independentismo vasco -tras largos procesos con circunvalaciones y considerandos- han sido atizados con una sentencia del Supremo que les reserva habitación en el hotel Rejas a una buena peña de ellos, veintitantos (y los que vendrán), aunque unos cuantos ya se hayan dado el piro y se tiren al monte donde están embutiendo trilita en un bazoka artesanal. La sentencia ha sido especialmente celebrada por los frentes populares (donde Aceves es Aveces) porque la tienen por una confirmación de esa vía policial y judicial que se propone como el único modo eficaz para derrotar a la pesadilla etarra. Negociación, no en mi nombre, dicen. Así será si así les parece. Palo. Vale. Leña al borroko. Procede. Nada de hablar. Pues hombre... aunque hay palabras que llevan espoleta retardada, parlamentar en este conflicto no es sólo reomendable, sino ineludible. Escribo estas líneas tras hablar con el escolta de alguien muy conocido que colecciona ya varios atentados fallidos. Comentaba este policía que el entrullamiento de esta rapacería rapaz (que aún siendo sólo larvas del fascismo nacionalero, son ya terroristas duchos y convictos) no disuadirá especialmente a esos frentes de juventudes de la bronca callejera, de la amenaza en patio de insti, de sus acosos y grandonerías. «Mira, llevo treinta años en este oficio y jamás se arreglará sólo con jueces y policías. Es mentira. La solución sólo podrá llegan negociando, hablando... y cediendo mucho en ambas partes. Sólo así. Que no te engañen». Me fío de su criterio y de su escarmentado oficio. Hay que hablar. El divorcio o secesión entre parte de las Vascongadas y la nación española está sobre la mesa muy decididamente denunciado. Cuando una paisana o paisano se emperran en separarse, ya no hay tu tía, se reventó el matrimonio, cada cual por su lado y... a partir, repartir, devolver, ceder y pagar (estas cosas cuestan siempre). Claro que hay que hablar, pero háblese lo primero del precio (quizá alguien se disuada), de lo se llevará cada uno en la partición de bienes y cascos rotos (¿con qué pagará el etarra o el gobierno vasco todos los estragos recetados?)...Mientras, la cárcel de jarrais es más munición. Ya tienen esos guajes mártires, héroes propios. Y ahora no sólo joderán porque les mande el baranda del zulo.

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