Los versos del mediodía

La poesía de Antonio Colinas, estudiada en Italia, ponderada en Portugal, glosada en Estados Unidos, leída en todo el mundo occidental, está hecha especialmente de luz, ese álter ego del conocimiento que Colinas convierte en materia literaria etérea, cristalina y deslumbrante. Y la primera luz que vio (y a la primera que cantó) fue el brillo húmedo de las riberas del Órbigo, los perfiles difuminados de la sierra del Teleno, los castros dormidos bajo los oteros cercanos a su La Bañeza natal. Mañana, Diario de León ofrece a sus lectores, al precio de 1,50 euros, la antología poética La luz es nuestra sangre , con versos seleccionados personalmente por este autor, premio de la Crítica, premio Nacional de Literatura y premio Castilla y León de las Letras. La obra hace la entrega número trece de la monumental Biblioteca Leonesa de Escritores, editada por Edilesa bajo la coordinación del equipo que dirige el suplemento literario Filandón del Diario, y que constituye una de las iniciativas más trabajadas y exitosas de cuantas se han celebrado para conmemorar los primeros cien años de este periódico. José Enrique Martínez, catedrático de Literatura de la Universidad de León y encargado de presentar el libro y de elaborar un esbozo biográfico y literario de Colinas, define así esta obra: «En La luz es nuestra sangre , el propio Antonio Colinas selecciona los materiales poéticos incluidos en su extensa bibliografía y que se pueden hacer corresponder con tres etapas: la compuesta por Poemas de la tierra y de la sangre (1969), Preludios a una noche total (1969) y Truenos y flautas en un templo (1972); una segunda con Noche más allá de la noche (1983) y Jardín de Orfeo (1988); y finalmente Los silencios de fuego (1992), Libro de la mansedumbre (1997) y Tiempo y abismo (2002)». Poeta, narrador, traductor y ensayista, Antonio Colinas reunió en El río de sombra (2004) toda su poesía; también es autor, entre otros títulos, de Un año en el Sur (1985), Larga carta a Francesca (1986), El crujido de la luz (1999), Tratado de armonía (1991), Nuevo tratado de armonía (1999), Del pensamiento inspirado I y II (2001), La simiente enterrada. Un viaje a China (2005) y Leyendo en las piedras (2006). Reza uno de los poemas incluidos en la obra: «Se apagó la linterna rojiza de las cumbres./ Ya no pueden los ojos saborear la hermosura/ de cada rama helada, la enhiesta crestería/ fulgiendo en el crepúsculo silencioso de invierno./ Noble León, los goznes de cada puerta sienten/ también el frío./ Espadas de frío en las esquinas,/ en el pesado pecho de la muralla rota» (de Poemas de la tierra y la sangre ). El libro de la próxima semana es Parábolas , selección de cuentos del gran contador de historias Antonio de Valbuena, el Melladín de Pedrosa .