Las neuronas de las astas de ciervo podrían ayudar a curar las lesiones medulares

Las astas de los ciervos tienen la propiedad, además de que crecen rápidamente, de que sus fibras nerviosas se regeneran anualmente a una velocidad hasta diez veces superior que en los seres humanos. Además, tienen un ciclo anual de regeneración y caída de forma que en el otoño, durante la berrea, presentan una estructura ósea dura y resistente que permite a los machos combatir para hacerse con los favores de las hembras. En primavera, sin embargo, se producen cambios hormonales que hacen que se caigan quedando únicamente una pequeña base a partir de la cual inician un rápido crecimiento hasta mineralizarse completamente y volver a quedar listas para los combates. Basándose en esta propiedad, un equipo de neurobiólogos del Instituto Ramón y Cajal, dirigido por Manuel Nieto, desarrolla una investigación que tiene como objetivo comprobar si las sustancias que hacen crecer las astas pueden aplicarse a las personas afectadas por lesiones medulares. El estudio se ha centrado en una primera fase en la regeneración de las cuernas, su alta velocidad de crecimiento (hasta dos centímetros diarios) y el de las fibras nerviosas que los inervan, que tienen que crecer a la misma velocidad que el resto del cuerno. Según los científicos, con esta investigación se pretende averiguar por qué crecen los axones, los factores relevantes que determinan el crecimiento de las fibras nerviosas, quien los produce y cómo actúan. Hasta ahora, han logrado identificar algunos de esos factores tales como distintos tipos de colágeno, factores neurotróficos o moléculas señalizadoras. Para ello, se utilizan técnicas empleando cultivos celulares y marcajes por inmunorreactividad que les han permitido detectar y aislar células gliales (células distintas a las neuronas que tienen funciones tróficas y de sostén y se encargan de reparar las lesiones del sistema nervioso). Además, cuando consigan determinar cuáles son los genes que intervienen en el proceso, procederán a provocar lesiones en la médula espinal de roedores para comprobar si la mezcla de proteínas que interviene en el desarrollo de la cornamenta de los ciervos también puede utilizarse con los ratones.